Más de 25 años dedicados al cine le han valido a la maquilladora donostiarra Karmele Soler, el Premio Zinemira. Un galardón que se une a otro de sus grandes premiso, el Goya que ganó en 2012 por ‘La piel que habito’.
«Estas cosas me dan mucho pudor, porque no sé si me lo merezco, pero me emociona mucho recibir un premio, que sea del cine vasco y en el festival de casa, el que me ha visto crecer», fueron sus primeras palabras.
Muchos compañeros le han acompañado durante su carrera profesional, pero ese premio tiene un nombre: el de su madre, Amaia Bontigui, que falleció hace dos meses. «Este premio va por ti, ama», manifestó emocionada cuando recibió el galardón de manos de la actriz Aitana Sánchez-Gijón, con la que comparte amistad desde hace dos décadas.
Fueron unos momentos intensos y emotivos, en los que recordó que cuando el director del certamen, José Luis Rebordinos, le llamó para citarla a la sesión de anoche, ella preguntó que a quién tenía que maquillar. «Pues a tí misma», le contestó el máximo responsable del festival.