El Real Madrid hizo gala de su gran pegada para ganar por 0-2 en Ipurua un partido que no dominó y en el que el Eibar compitió desde el primer hasta el último minuto.
La primera parte fue controlada perfectamente por el Eibar, que presionaba muy arriba e impedía maniobrar a los jugadores del centro del campo del Real Madrid. El juego en el centro del campo era el protagonista y el balón apenas merodeaba ninguna de las áreas.
El tanto que adelantó a los madridistas llegó en el único córner botado por el Real Madrid en los primeros quince minutos. Sacado en corto, el balón llegó a Modric que centró y Gareth Bale se adelantó a la defensa armera para marcar. Quedaban dos minutos para el descanso. El tanto, el primero que encajan los de Mendilibar esta temporada en una jugada de estrategia, servía para demostrar que no basta con hacer un gran trabajo para hacer frente a un equipo que apenas necesita una ocasión para marcar.
En la segunda parte el Eibar adelantó ligeramente sus líneas y el Real Madrid las retrasó también ligeramente buscando la velocidad al contraataque. Lo intentaron los armeros por las bandas pero el Madrid se mostró muy disciplinado tácticamente y no concedió ninguna ocasión.
En el minuto 82 llegó la sentencia con el gol que marcó Cristiano de penalti en una acción en la que Lucas Váquez cayó en una disputa con Dani García.
Lo peor de los últimos minutos del partido fue la tarjeta amarilla vista por Gonzalo Escalante que es la décima de su cuenta y le impedirá jugar el domingo en Anoeta ante la Real Sociedad. La parte positiva fue el debut en Primera División de Izet Hajrovic, que entró en el minuto 85.