La compañía está negociando con los sindicatos recolocar a 325 empleados y una transferencia de la producción.
Tras las malas noticias comunicadas por la empresa hace un mes respecto a la acería de Sestao, donde 335 trabajadores perdieron su empleo, hoy le tocaba el turno a la planta de Zumárraga. La empresa reconoce que el sector está pasando por grandes apuros, entre otros motivos, por el excesivo coste energético que tienen, que llega a ser hasta un 38% más caro que el de sus competidores alemanes.
El Gobierno Vasco, con su consejera Aratxa Tapia a la cabeza, está tratando de negociar la situación y de intermediar con la empresa.