La bomba ha saltado justo el día que comienza la Eurocopa 2016 en Francia.
Una testigo protegida de la investigación contra el empresario del porno Torbe -Ignacio Allende, encarcelado desde el pasado abril por los delitos de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, agresión sexual, pornografía infantil, relativos a la prostitución, extorsión y contra la salud pública, además de blanqueo de capitales y contra la Hacienda Pública- ha implicado en el caso a dos futbolistas internacionales: David de Gea, hoy portero del Manchester United y a Iker Muniain, delantero del Athletic de Bilbao.
El relato de la mujer está incorporado al sumario de la Operación Universal que se instruye en el juzgado número 29 de Madrid y que señala al propietario de webs de contenido sexual como el cabecilla de una red de prostitución que abusaba de mujeres españolas y extranjeras, alguna de ellas menores de edad.
El testimonio que prestó ante la policía una mujer captada por la red, a quien los informes de los investigadores llaman TP3, es clave porque de su denuncia partió toda la investigación, que de momento acumula 10 imputados, entre ellos los supuestos cerebros de la red, Torbe y su socio ucraniano Borys Malynovskyi.
Cabe destacar qeu la Brigada Central contra la Trata de Seres Humanos de la Policía Nacional otorga al relato general de esta mujer y de otras dos testigos protegidas un «alto grado de credibilidad» y descarta «intereses que pudieran existir de desacreditar a las personas denunciadas por razones económicas o personales».
La doble declaración que la víctima realizó ante los agentes detalla todo tipo de vejaciones por parte de la red e incluye un episodio de presuntos abusos en el que según el relato incorporado a los autos participó Iker Muniain en 2012 en un céntrico hotel de cinco estrellas de Madrid. Las revelaciones de esta víctima de la trama apuntan que fue Torbe quien condujo a la testigo protegida bajo la promesa de que cobraría bastante dinero a la suite loft del hotel, donde se encontró con otra mujer, Iker Muniaín y otro futbolista más que la testigo no supo identificar en ese momento.
«Tras dejar a TP3 en la habitación con la otra chica, Torbe le manifestó que tenían que estar con los futbolistas, teniendo que acceder a todo lo que ellos quisieran y que cobrarían bastante dinero. Ante la negativa de TP3, Torbe la cogió fuertemente del brazo, no dejando réplica alguna, teniendo que acceder a realizar todo lo que ellos quisieran, manteniendo relaciones sexuales con la chica nueva y ella», escribe el acta de su primera declaración, que tuvo lugar el 3 de junio de 2015 en Murcia.
El informe policial que resume su testimonio añade más detalles de ese encuentro: «Tanto la chica nueva como TP3 fueron abusadas sexualmente por parte de los chicos, ya que si se negaban eran agredidas físicamente por ambos, así como tras finalizar con los deseos sexuales de ambos futbolistas, [estos] profirieron amenazas para que todo lo sucedido en esa habitación de hotel nunca saliera a la luz. Ni TP3 ni la [otra] chica que estuvo en esa habitación cobraron nada por todas las agresiones físicas, sexuales… recibidas, llevándose todas las ganancias Torbe».
En una comparecencia posterior, que tuvo lugar el 6 de mayo en dependencias policiales de la Brigada contra la Trata de Seres Humanos en Madrid, la testigo protegida puso nombre a los futbolistas que habían participado en el episodio del hotel. Contó que los protagonistas de la presunta agresión en la habitación del establecimiento madrileño (a los que hasta entonces no había identificado) fueron Iker Muniain y un segundo jugador también de la selección sub 21, y que la cita la había pactado David De Gea con el propio Torbe.
Según la mujer, al entrar en la suite del hotel, ella dejó claro a Torbe, con los futbolistas de testigos, que no quería participar en esa fiesta. Y subrayó que los jugadores internacionales –que por aquel entonces eran compañeros en la selección española sub-21– habían pedido que no se hiciese ninguna grabación para que no afectase a sus carreras deportivas.
Antes de su segunda declaración ante la policía, la testigo protegida intentó a través del whatsapp que De Gea identificase al otro jugador que había estado junto a Muniain en la habitación de un hotel de Madrid y que detallase además cuánto había cobrado Torbe por la cita, ya que el dinero nunca había llegado a su bolsillo. En esos mensajes telefónicos, incorporados a la causa, la mujer duda sobre el nombre del segundo futbolista que accedió a la habitación y recuerda que iba lesionado. De Gea le dice que era un jugador del Athletic de Bilbao pero evita ofrecer más detalles. Pese a ello, la mujer acaba identificando el pasado 6 de mayo ante la policía a un jugador de un equipo distinto que no coincide con esas pistas.
El intercambio de mensajes entre la mujer y De Gea continúa y el portero se interesa de nuevo por los servicios de esta mujer y le pregunta si estaría dispuesta a citarse con cinco jugadores del Manchester United, incluido él. No hay evidencias de que este encuentro tuviese lugar. El tono de la charla apunta a que la testigo estaba tratando de recopilar nuevas pruebas para incorporar a su denuncia, dado que no está segura del nombre del jugador que acompañaba a Muniain en la habitación. Los dos únicos jugadores con los que charla por whatsapp son De Gea y el propio Muniain, según la documentación incorporada al sumario.
Cabe destacar que en una de las conversaciones pinchadas por la policía y transcritas en la causa, una persona no identificada pregunta a Torbe por sus contactos con futbolistas del Athletic de Bilbao. Y el empresario responde que dos de ellos habían estado en una fiesta con dos chicas.
El portero del Manchester vuelve a ser citado en otra parte del sumario Universal. Hay una segunda testigo protegida, una menor, denominada TP2, cuyo relato se incorpora a la causa el 4 de noviembre de 2015, cuando denuncia abusos sexuales protagonizados por Torbe. La joven, de 17 años fue captada por una supuesta colaboradora del empresario del porno en un pub, que le ofreció ganar «mucho dinero» y la remitió a una página web a la que la joven llegó a mandar fotos desnuda. Ahí comenzó la extorsión bajo la amenaza de hacer públicas esas imágenes íntimas en su círculo de conocidos.
La menor denunció que fue drogada y violada al menos en dos ocasiones por Torbe, una de ellas tras ser recogida por un chófer en su instituto. Después de uno de esos episodios de abusos, el empresario del porno le hizo grabar ese mismo día vídeos, que según él iban a ser enviados a De Gea y a otros jugadores, del Athletic de Bilbao, para concertar citas con ellos. Los análisis que se le realizaron posteriormente para saber si fue drogada demostraron que en las fechas de los hechos, la joven había consumido cannábicos y MDMA. Ante las preguntas de los agentes, la mujer alegó que solo ocasionalmente había probado el cannabis pero que no era una consumidora habitual.
De momento, ni la policía ni el juez han citado a los futbolistas aludidos por la testigo protegida en su última declaración del 6 de mayo. Quienes sí han comparecido recientemente en el juzgado son varias de las víctimas y el próximo 16 lo harán todos los investigados.
La causa detalla en cinco tomos las penalidades que pasaban las jóvenes captadas por la red, algunas de ellas llegadas desde Ucrania, donde está prohibido grabar porno, y a las que Torbe y su socio ucraniano utilizaban para rodar escenas extremas. En la mayoría de los casos las mujeres fueron engañadas. Algunas de las víctimas pernoctaban en una oficina de Torbe, donde permanecían recluidas. Algunas de las grabaciones tenían que ser interrumpidas, según reconocen los cabecillas de la red en las escuchas, porque las mujeres rompían a llorar y en ocasiones vomitaban.
En los informes policiales que se han ido incorporando al sumario desde que nació el caso, los investigadores destacan las maniobras del empresario y actor porno, que busca a jóvenes en situaciones económicas desesperadas (una de ellas llega a pedir un préstamo de 600 euros a Torbe para que no desahucien a su madre) y después las extorsiona para que se prostituyan bajo la amenaza de difundir sus imágenes entre los conocidos y familiares.