El Museo Vasco del Ferrocarril acoge una exposición sobre la historia del desaparecido Ferrocarril del Bidasoa, en el centenario de su inauguración. Esta muestra permanecerá en el museo de Azpeitia hasta el 19 de junio y posteriormente recorrerá diferentes localidades del valle del Bidasoa.
En el marco de las celebraciones del Día Internacional de los Museos, el Museo Vasco del Ferrocarril inauguró una exposición temporal dedicada a la memoria del desaparecido Ferrocarril del Bidasoa, del que este año se cumple el primer centenario desde su inauguración. Esta muestra permanecerá abierta al público en la sede del Museo en Azpeitia hasta el 19 de junio, para recorrer posteriormente diversas localidades del valle del Bidasoa, con el siguiente calendario:
25 de junio a 31 de julio: Lesaka
5 a 12 de agosto: Etxalar
20 a 24 de agosto: Donamaria
27 de agosto a 7 de septiembre: Doneztebe/Santesteban
8 al 11 de septiembre: Eratsun
13 al 20 de septiembre: Bera
23 al 25 de septiembre: Igantzi
27 de septiembre al 11 de octubre: Sumbilla
17 de octubre al 7 de noviembre: Baztan
24 al 27 de noviembre: Zubieta
2 al 4 de diciembre: Ituren
7 al 18 de diciembre: Bertizarana
23 al 31 de diciembre: Elgorriaga
La exposición, configurada en 21 grandes paneles temáticos, analiza todos los aspectos de la historia del Ferrocarril del Bidasoa, inaugurado el 28 de mayo de 1916 para enlazar Gipuzkoa y Nafarroa; la ciudad de Irún con la capital del Baztan, Elizondo.
El ferrocarril del Bidasoa, como muchos otros de Euskal Herria, era de vía estrecha, con una separación de un metro entre sus carriles, lo que abarató su construcción. Como la vía era más pequeña, también lo eran sus locomotoras y vagones por lo que, sobre todo en Irún, acostumbrados a los grandes trenes de vía ancha de Norte o de ancho europeo de Midi, pronto bautizaron al Bidasoa como el “tren txikito”. Sin embargo, pese a su pequeñez, durante cuarenta años prestó un gran servicio a todo el valle, transportando viajeros y mercancías pero también las noticias al llevar en sus trenes el correo y la prensa diaria.
Lamentablemente, la vida del ferrocarril del Bidasoa fue breve. La competencia de coches, camiones y autobuses arruinó el negocio y la empresa propietaria decidió clausurarlo. Una noche de San Silvestre, el 31 de diciembre de 1956, circulaba por última vez el “tren txikito” cuando apenas había cumplido cuarenta años desde su inauguración.