Benito Lertxundi recibía ayer por la tarde el premio Adarra, otorgado por el Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián en reconocimiento de su «dilatada carrera musical» y su «extraordinaria labor como compositor».
El galardón fue creado en 2014 con el objetivo de reconocer anualmente la labor de un artista que, en el terreno de la música vasca «haya desarrollado o esté desarrollando una carrera de especial relevancia e influencia».
Lertxundi ha recibido el premio en un acto que ha tenido lugar este martes, coincidiendo con el Día Internacional de la Música, en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia-San Sebastián, en el que además ha ofrecido un concierto acompañado por sus músicos habituales.
El músico de Orio destacaba antes de recibir el galardón que «hace tiempo» que no actúa en la capital guipuzcoana, por lo que la cita de hoy era una «buena excusa para dar un concierto en Donostia».
El jurado decidió por unanimidad otorgar el galardón a Lertxundi como reconocimiento a su larga trayectoria de, que ha discurrido «a través de diferentes épocas y circunstancias sociales y culturales». También se ha querido reconocer «su extraordinaria labor como compositor con innumerables temas que han pasado a formar parte del acerbo popular vascos», así como su «difusión fuera del ámbito de Euskal Herria y su prestigio internacional».
El artista, que acaba de celebrar 50 años de carrera de musical, ha presentado recientemente en directo su último trabajo «Oroimenaren Oraina». Lertxundi ha recibidorá una escultura creada por la artista navarra Marijose Recalde que representa a una figura con un cuerno, una alusión al «origen natural de la música».