Sobre las 10 y media de la mañana de ayer, el barco atracaba el muelle Reloj, muy visible desde San Pedro y Trintxerpe.
Pertence al multimillonario ruso Andrey Melnichenko, y ayer entraba en la dársena del puerto de Pasaia, ante la mirada de decenas de curiosos.
Va a hacer escala durante cuatro días y se podrá apreciar en el atraque toda su embergadura. Tiene 119 metros de eslora por 19 de manga, su diseño, obra del francés Philippe Starck, recuerda al de un submarino, fue botado en 2008 y bautizado con el nombre «A», la inicial de su propietario. Ha sido recientemente puesta a la venta 300 millones de dólares.
Casi 2.200 metros cuadrados a los que no le falta ningún lujoso detalle ni excentricidades. Tiene un camarote principal de 240 y otros seis para 14 huéspedes, además de espacio para 42 miembros de la tripulación. Helipuerto, una piscina sobre la cubierta de proa, dos piscinas más en la zona de popa, una con un fondo de cristal que da a la discoteca de la cubierta inferior y jacuzzi en el salón principal.
Dotado con cristales antibalas, más de 40 cámaras en su circuito cerrado de televisión, sensores de movimiento, acceso con huella dactilar, entre otros sofisticados sistemas de seguridad, el «A» tiene un mantenimiento anual que calcula en 20 millones de dólares y llenar su depósito de combustible cuesta más de 400.000 euros.
Con una velocidad máxima de 23 nudos y una autonomía a un ritmo de crucero de 12 nudos de 6.500 millas náuticas (unos 12.000 kilómetros), el barco se dejado ver en los últimos meses en los puertos de Londres o Cannes.