Este pasado miércoles 26 de octubre por la noche y organizado por el departamento de Bienestar Social, 53 personas voluntarias procedentes de diversas asociaciones y entidades (Ayuntamiento, Adiskidetuak, Caritas, RAIS, Federación Oiasso 2000, Kabia, Cruz Roja y centros universitarios) participaron en un recuento de las personas sin hogar que pernoctan en la vía pública, dentro del tercer «Estudio sobre la situación de las personas en situación de exclusión residencial grave en la CAPV» que se publicará en 2017.
Además de Irun, otros 23 municipios más de la CAPV, entre ellos las tres capitales vascas han realizado de forma simultánea y con una metodología común este recuento nocturno; y ha contado con la colaboración del Gobierno Vasco y EUDEL, la Asociación de Municipios Vascos. El objetivo de la iniciativa ha sido el de obtener una fotografía actual de la realidad de las personas sin hogar en los principales núcleos de población de la Comunidad Autónoma Vasca.
En lo que se refiere a Irun, el recuento se llevó a cabo entre las 22:00 y las 2:00 horas de los días 26 al 27 de octubre. Su cometido fue contabilizar a todas aquellas personas, de cualquier edad, que se encontraban pernoctando en la calle. En total, se detectaron 17 personas en esta situación, 16 hombres y una mujer (en 2014, fueron 39 personas).
Una hora antes aproximadamente de iniciarse el recuento, las personas responsables del mismo convocaron a todas las personas voluntarias en un mismo lugar. En este encuentro se recordaron algunas instrucciones básicas sobre el cometido del recuento, se aclararon dudas y se repartieron diversos materiales, entre ellos, diversas copias de un cuestionario, previamente elaborado, dirigido a las personas en calle.
Este cuestionario estaba compuesto de 45 preguntas formuladas con el objetivo de conocer las características sociodemográficas básicas de las personas localizadas en calle, así como su situación en relación a aspectos como su situación administrativa, estado de salud o relaciones sociales y familiares. Asimismo, el cuestionario incorporaba una ficha de observación anexa con datos de identificación y localización muy básicos. Esta ficha de observación se rellenó en todos los casos en los que se localizaron a personas pernoctando en la calle, mientras que el cuestionario se aplicó en aquellos casos en los que las personas localizadas estaban despiertas y accedieron a ser entrevistadas.