La semana pasada la familia de una importante empresa conservera del País Vasco, Conservas Olasagasti, acudió al acto celebrado en su honor en la Embajada Española en Roma.
No todos los días una empresa familiar recibe la Encomienda de Isabel la Católica por su larga trayectoria profesional y allí fueron todos los familiares de Ignacio Orlando Olasagasti para participar de la ceremonia.
La familia de Ignacio lleva un siglo dedicándose a la industria conservera en la Costa del Mar Cantábrico desde que al joven nonno Salvatore lo envió su padre desde su Sicilia natal para levantar una de las primeras fábricas salazoneras en el norte de España. Esa inversión italiana y esa mezcla vasco-italiana en la familia es lo que llamó la atención a la Embajada en Roma.
Hace 125 años la técnica de salazón no se conocía en el Cantábrico, de hecho la Anchoa del Cantábrico se utilizaba como cebo para la pesca del rodaballo. El padre de Salvatore supo entonces que la del Cantábrico era una anchoa mejor que la mediterránea, ya muy apreciada en Italia, y no dudó en enviar a uno de sus hijos a fundar la primera empresa conservera de esta familia en España. De hecho, así nació esta nueva industria salazonera en Cantabria y el País Vasco: gracias a aquellos italianos que emigraron a nuestras costas en busca de la Anchoa del Cantábrico.
Desde entonces ha llovido mucho, la familia ha trabajado durante décadas en el mundo conservero, expandiéndose fundamentalmente en España e Italia, hasta que a principios de los 90 Ignacio Orlando compra Conservas Dentici en Markina (Bizkaia) para volver al origen de la empresa familiar: las conservas del Mar Cantábrico, fundando con su hijo Matteo la marca Olasagasti y elaborando como mejor saben -y basándose en los métodos de trabajo del abuelo- el pescado azul que pasa por la costa cantábrica: Bonito del Norte, Caballa, Atún Rojo (cimarrón) y Anchoa, todos del Cantábrico, además de otra gama de Delicias que elaboran con mimo en la fábrica, combinando tradición e innovación.
Hoy los cuatro hijos de Ignacio trabajan para Conservas Olasagasti desde Italia y España, y toda la familia se siente muy implicada en la marca. Por eso ninguno quiso faltar a la ceremonia de entrega de la Encomienda de Isabel la Católica en Roma a Ignacio -Presidente de Olasagasti-, de manos de su Embajador Don Javier Elorza y su esposa Doña Ana, acompañados del consejero Don Juan Claudio de Ramón, tanto en el acto de entrega como en la comida ofrecida después en el elegante comedor de la embajada.
La familia ha regresado feliz y satisfecha de haber recibido esta distinción en Italia y disfrutado juntos tres días en la ciudad eterna, recorriendo sus plazas, iglesias, vestigios del Imperio Romano, monumentos y restaurantes a ambos lados del Tévere.
Y es que todos los que conocen a los Orlando Olasagasti saben que son así: trabajadores y familiares, que intentan reunirse cada vez que pueden en torno a una buena mesa y a una filosofía de vida auténtica, discreta y serena.