La fotógrafa de 23 años Katie Joy Crawford lleva una década luchando contra esta enfermedad mental. Como conoce perfectamente los síntomas que se producen en su cuerpo, decidió centrar la tesis de su carrera en ello.
Con el título de “Mi corazón ansioso”, Joy realiza un recorrido en imágenes por sus experiencias, por los síntomas físicos y psicológocos que ha experimentado en su enfermedad.
Sensación de agobio
“Un vaso de agua no es pesado. Casi no tiene importancia cuando se tiene que coger uno. Pero ¿qué sucede cuando no puedes vaciarlo ni volcarlo nunca? ¿Y si hay que soportar su peso durante días, meses, años…? El peso no cambia, pero la carga sí lo hace. En un momento dado no puedes recordar cómo era de ligero. A veces te esfuerzas por fingir que no está ahí. Y a veces, solo hay que dejarlo caer”.
Ansiedad mientras se duerme
“Me daba miedo dormir. Sentía el pánico más crudo en la oscuridad. En realidad la oscuridad no causaba miedo. Era solo el poquito de luz que proyectaba una sombra- una sombra aterradora”.
“Mi cabeza se llena de helio. La atención se desvanece. Como una pequeña decisión que tomar. Como una pregunta fácil de responder. Mi mente no me deja. Es como si miles de circuitos se cruzaran todos a la vez”.
“Me dicen que respire. Puedo sentir cómo mi pecho se mueve hacia arriba y hacia abajo. Arriba y abajo. Arriba y abajo. Pero ¿por qué siento como si me ahogase?. Tengo mi mano debajo de la nariz, asegurándose de que hay aire. Todavía no puedo respirar”.
Insensibilidad
“Sensación de entumecimiento. Es contradictorio. ¿Puedo en realidad no sentir nada? ¿O es la incapacidad de sentir? ¿Estoy tan acostumbrada a ser insensible que lo he equiparado a una sensación real?”.
Atrapada en mi cabeza
“Prisionera de mi propia mente. La instigadora de mis propios pensamientos. Cuanto más lo pienso, peor se pone. Cuanto menos lo pienso, peor se pone. Respirar. Solo respira. Fluye. Se va a aliviar pronto”.
Parálisis
“Es extraño -en la boca del estomago. Como cuando estás nadando y quieres poner los pies en el fondo, pero es más profundo de lo que pensabas. No puedes tocar el fondo y tu corazón se salta un latido”.
Heridas
“El corte es tan profundo que parece que nunca va a curarse. El dolor es tan real, es casi insoportable. Me he convertido en este… este corte, esta herida. Lo único que conozco es este dolor; bocanada de aire, los ojos vacíos .Con las manos temblorosas. Si es tan doloroso, ¿por qué dejar que continúe? A menos que… Tal vez es todo lo que conozco”.
Estancado en la vida
“Tengo miedo de vivir y tengo miedo de morir. Vaya forma de existir”.
Lucha interna
“No importa lo mucho que me resista, Siempre está ahí esperando para abrazarme, me cubre, me destroza. Cada día lucho con ello, “no eres bueno para mí y nunca lo vas a ser”. Pero ahí está esperando cuando me despierto y con ganas de abrazarme mientras duermo. Te quita el aliento. Te deja sin palabras”.
Sentirse atrapado
“Fueron creados por mí y para mí. Creados por mi reclusión. Creados por la defensa envenenada. Están hechos de miedos y mentiras. El miedo a las promesas unilaterales y la confianza perdida por lo que rara vez se da. Se ha ido formando durante toda mi vida. Más fuerte y más fuerte”.
Entre ansiedad y depresión
“La depresión es cuando ya no puedes sentir nada. La ansiedad es cuando sientes demasiado. Tener las dos es una guerra constante dentro de la cabeza. Tener las dos significa no ganar nunca”.