La Ertzaintza alerta de que a lo largo de la tarde de ayer miércoles, se han producido en Euskadi, al menos, cinco nuevos casos de secuestros virtuales, en los que telefónicamente se pide un rescate por el falso secuestro de un familiar próximo a cambio de su liberación.
Cuatro de estos hechos delictivos se han producido en Bizkaia y el quinto en Gipuzkoa. La Ertzaintza considera que puede ser el inicio de una nueva oleada, tal y como ha ocurrido en otras ocasiones, por lo que alerta a la ciudadanía para que esté prevenida ante este tipo de extorsiones.
La primera llamada la ha recibido, hacia las tres de la tarde, un particular domiciliado en Gipuzkoa, y en los minutos posteriores se han producido otras cuatro llamadas más, todas ellas en Bizkaia, en concreto en la demarcación que cubre la Ertzain-etxa de Erandio.
Las llamadas extorsionadoras han sido similares en todos los casos: se han dirigido a teléfonos fijos y en todas las ocasiones se informaba del “secuestro de una hija”. En una de las llamadas se ha reclamado el pago de 5000 euros para obtener su liberación, añadiendo el comunicante que en caso contrario las consecuencias “afectarían a la conciencia” de los familiares.
Desde la Sección Central de Investigación Criminal y Policía Judicial de la Ertzaintza, en concreto desde el Área de Delitos Contras las Personas, grupo especializado en la persecución de este tipo de secuestros extorsivos, se han iniciado las pertinentes indagaciones, que han permitido averiguar que alguna de estas llamadas procedería de un teléfono radicado en un país sudamericano.
Qué hacer ante un llamada
Cuando se recibe una llamada de este tipo hay que mantener la calma e intentar verificar la situación real de la persona supuestamente secuestrada (un hijo o una hija, o aquella que el comunicante nos diga), comprobando que se encuentra en el lugar en el que debería estar en ese momento: colegio, trabajo, domicilio, etc. Resulta fundamental que el miedo no bloquee nuestra capacidad para analizar la situación y para actuar racionalmente; en todo momento debemos manejar la premisa de que la situación pude no ser real y tratarse de un fraude.
Por supuesto, no debemos acceder al pago de la cantidad solicitada y, por el contrario, debemos ponernos en contacto de modo inmediato con la Ertzaintza, a través del teléfono 112, para que sus agentes realicen las comprobaciones necesarias sobre el paradero real de la persona supuestamente secuestrada y para que lleven adelante las indagaciones que permitan localizar y detener a los delincuentes. Hay que mantener la calma y tener presente que una imposibilidad puntual de contactar con la persona supuestamente secuestrada puede deberse en realidad a que ésta se encuentre en una zona sin cobertura o donde no pueda tener encendido su teléfono móvil (colegio, universidad, cine etc.).
Desde la Sección Central de Investigación Criminal se hace hincapié en la necesidad de denunciar esta clase de hechos, pues es la única manera de identificar a los autores para que sucesos similares no vuelvan a repetirse en el futuro.
“Modus operandi”
El guión del delito, con pequeñas alteraciones, se repite en todos los casos conocidos de secuestros virtuales: la víctima recibe una llamada desde un teléfono con número oculto o desconocido. El supuesto secuestrador hace saber a la víctima que “tiene retenido” a una persona cercana y que en el caso de que no siga sus indicaciones, acabará con su vida o le causará algún daño físico importante.
El secuestrador exige el pago de una cantidad económica – que habitualmente oscila entre los 350 y los 5.000 euros – la cual deben abonar por transferencia de manera inmediata a través de un locutorio. Esta premura en el tiempo es la clave de la situación, pues persigue que las víctimas, por efecto del miedo, no tengan tiempo de comprobar la veracidad de la situación y consumen el pago, llevando a cabo la transferencia exigida.
Para mantener la tensión, los extorsionadores utilizan distintas artimañas; en ocasiones requieren que la víctima no corte la llamada para, de ese modo, evitar que pueda conectarse telefónicamente con el supuesto secuestrado y darse cuenta del engaño.