Y lo hacen de forma tan abierta que parece increíble. Se anuncian incluso en el metro de Londres.
Según la legislación vigente en Reino Unido, cualquier turista puede demandar a un hotel si ha sufrido algún problema de salud durante sus vacaciones. Y prácticamente sin pruebas podrá recuperar todo el dinero. Y, según destapa el Confidencial, este vacío legal está siendo aprovechado por bufetes de abogados británicos de forma descarada.
Durante el pasado año fue Benidorm la más perjudicada, pero las estafas urdidas por estos amigos de lo ajeno, comienzan a extenderse a Canarias, Baleares y Cataluña.
Durante 2016 las reclamaciones de los turistas británicos a establecimientos hoteleros de Benidorm, se dispararon un 700%, generándole un roto a los hoteles que se estima entre 13 y 15 millones de euros.
El modus operandi en sencillo, los abogados contratados por turistas que hayan pasado sus vacaciones en un hotel de alguna de estas ciudades españolas, prometen a sus clientes recuperar el cien por cien de los gastos de alojamiento, eso sí, si tienen pocos escrúpulos y mucha vergüenza.
Para ello, los mismos letrados facilitan pruebas falsas, como un ticket de un fármaco antidiarrea comprado en una farmacia de Benidorm y denuncian al establecimiento por haber sufrido una intoxicación con la comida que les han servido. Los clientes de estos poco respetables profesionales, recibirán en compensación todo el dinero que pagaron por su estancia. Además de tener que devolver la tarifa cobrada, los hoteles deben pagar la minuta de los abogados, que suele llegar a los 4.000 o 5.000 euros.
Según el Confidencial, los clientes más habituales que solicitan estos servicios suelen ser jóvenes que viajan en grupo y ven una manera fácil de disfrutar gratis de sus vacaciones españolas.
Pero para 2017, los hoteleros han tomado diversas medidas para evitar que este tipo de estafa vuelva a repetirse. Los asistentes de habitación deberán vigilar cualquier síntoma de intoxicación que encuentren, como sangre o vómito. En el resto de las instalaciones del establecimiento se tomará nota de si los clientes beben, participan en actividades, utilizan instalaciones como la piscina o el gimnasio o si van a la playa.
Y todo ello para elaborar informes que puedan después, en caso de demanda, demostrar que no estaban enfermos.
Por otra parte, los hosteleros están presionando a los touroperadores para que la legislación británica cambie, o al menos el parecer de los jueces, que hasta ahora han fallado sistemáticamente a favor de los supuestos estafadores, en un 80% de los casos.