El brutal ataque en el Manchester Arena que ha dejado 22 muertos y 59 heridos, preocupa a los expertos. Doce de las víctimas mortales eran menores, entre ellos una niña de 8 años, la pequeña Saffie.
Identificado el terrorista por la policía británica, detenido un sospechoso y con el comunicado de IS en el que se jacta del “éxito” del ataque y reconoce al terrorista como miembro de sus filas, la principal preocupación que transmiten los expertos en terrorismo, según los medios británicos, es que por primera vez en Europa un atentado yihadista se ha dirigido contra niños.
El objetivo han sido niños y adolescentes, público mayoritario de la cantante Ariana Grande, cuyo concierto se eligió como lugar para perpetrar el brutal ataque. Doce de las 22 víctimas mortales son menores, entre ellos una niña de 8 años.
El responsable, identificado por las fuerzas de seguridad británica ha sido Salman Abedi, un hombre de 22 años nacido en Manchester y tercer hijo de una familia de refugiados libios que llegó al país huyendo del régimen de Gadafi.
Abedi ya estaba en las listas policiales por su posible vinculación con el terrorismo islámico. Sin embargo, pudo saltarse todos las medidas de seguridad este domingo e incluso eludir el contro especial de las policías europeas sobre materiales vigilados y fabricar un explosivo de gran potencia con el que cometió la masacre.
Un explosivo casero que estalló en un estadio durante un concierto al que asistían más de 20.000 espectadores, principalmente niños y adolescentes, fans de la cantante americana de pop.
Otro ataque de un “lobo solitario” que esta vez no tenía como objetivo un público indeterminado.
Uno de los hermanos de Abedi, Ismael, un año mayor, ha sido detenido. En la casa en la que vivía con Salman, la policía detonaba este lunes y de forma controlada un artefacto sospechoso.
Y las investigaciones siguen su curso con toda la prudencia posible. La primera ministra británica ha elevado la alerta antiterrorista y Manchester está blindada; cinco mil soldados patrullan las calles junto a la policía.
Mientras los testimonios y las muestras de repulsa no cesan.