Ya hay sentencia. El padre de Julen S.L., el niño de 13 años fallecido de una cuchillada en el corazón en un piso del barrio donostiarra del Antiguo en 2011, ha sido condenado hoy a una pena de 19 años por el asesinato de su hijo con la agravante de parentesco.
Según han informado fuentes del caso, la sentencia fija además una responsabilidad civil de 314.000 euros para la madre y los tres hermanos del niño asesinado, todos menores que él.
La condena se ha dado a conocer dos semanas después de que un tribunal del jurado considerara, por unanimidad, que Luis Serrano era el autor de la muerte de su hijo, ocurrida el 1 de diciembre de 2011.
A pesar de la dificultad del caso, en el que los jurados debían decantarse entre la posibilidad de un suicidio, un accidente o un asesinato, los nueve miembros del tribunal no tuvieron tenido duda alguna sobre cómo ocurrieron los hechos y asumieron unánimemente en su veredicto las tesis planteadas por la Fiscalía y la acusación particular, ejercida por la madre Julen y exesposa del acusado.
De esta manera, el jurado creyó acreditado que el acusado y la madre de Julen estaban casados, tenían cuatro hijos, vivían de alquiler en el piso del barrio del Antiguo en el que falleció el niño, y que en noviembre de 2011 la mujer planteó el divorcio al procesado, quien intentó evitarlo, contexto en el que el hombre se autolesionó con un navaja por lo que tuvo que ser ingresado en un psiquiátrico.
Tras ser dado de alta, fue a vivir a casa de su madre e intentó contactar con su mujer directamente y a través de terceras personas entre las que se encontraba el propio Julen, al que el día de los hechos convenció para que le acompañara al domicilio familiar con el fin de recoger diversos enseres porque debían desalojarlo en el marco del divorcio del matrimonio que había causado una gran «desazón» al procesado.
Según el relato de hechos aprobado por el jurado, una vez en la casa, el padre mató al niño como «venganza» contra la madre por el divorcio, clavándole un cuchillo en el corazón de forma «repentina» e «inesperada», sin dar a Julen opción de defensa alguna, y, durante la agonía del niño, permaneció junto a él sin solicitar auxilio a pesar de tener un móvil o poder hacerlo a través de una ventana de la habitación.
Seguidamente, el hombre se hizo unos cortes en el cuerpo, así como un nudo corredizo en el cinturón de un albornoz que anudó a la ducha del baño y abandonó la casa para permanecer siete días desaparecido.