Los de Eusebio Sacristán obtienen tres puntos importantes en su inicio liguero. En todo momento fueron por detrás en el marcador, pero el hecho de tomarlo con calma llegó el premio para la Real.
Se avecinaba una tarde muy dura en la localidad de Vigo. Pese al partido exigente, los jugadores tenían que hacer frente al calor. En el inicio del partido fue la Real quien quería dominar, y lo logró con buenas llegadas tanto por las bandas de los jóvenes Kevin Rodrigues y Álvaro Odriozola. Ambos acercamientos no fueron materializados en gol, pero en el minuto 20 de partido Sergio Canales estuvo cerca. El cántabro chutó un libre directo y se marchó fuera por poco, rozando el palo. Dos minutos después, el Celta aprovechó el buen momento de los donostiarras adelantándose en el marcador. Pione Sisto se marchó de Odriozola, optó por centrar, y tras una carambola en el área realista, Maxi Gómez recibió el balón suelto e hizo el primer gol de la tarde.
Pero menos de un cuarto de hora les duró la alegría, siendo Oyarzabal el aguafiestas. Sergio Álvarez erró a la hora de sacar tocando por detrás, el balón quedó muerto en la frontal y el eibarrés fue el más rápido para que su zurdazo se colase en la portería vigués. Así, los dos conjuntos fueron al descanso.
A los cinco minutos del comienzo del segundo tiempo, Maxi Gómez recibió otro balón dentro del área realista tras un toque de un compañero suyo y batió a Gero Rulli con un fuerte disparo. Poco menos que una parte tenían los donostiarras para remontar.
Tras este gol, Eusebio tenía en la cabeza solo la palabra ‘remontar’. Por ello, optó por introducir del banquillo a Carlos Vela, Imanol Agirretxe y Juanmi; tres dinamitas para el ataque. El último de los tres puso el empate en el marcador en el minuto 80 tras recibir un pase entrelíneas de Canales y batiendo a Sergio Álvarez con un disparo raso al segundo palo.
En ese momento, la Real era más que el Celta. Y con la presión de los realistas, llegó el tercero. Jonny recibió un pase de su compañero, pero erró a la hora de controlar y Vela luchó como nadie por el balón y fue derribado por el defensor. Pese a que fuera derribado fuera del área, Mateu Lahoz señaló pena máxima y los realistas no tenían mejor opción para hacer el 2-3. Willian José fue el más atrevido, y con toda la presión del mundo, anotó el quinto y definitivo gol del partido. Si con ese resultado los donostiarras querían que se finalizase ya el partido, el colegiado añadió cinco minutos más, por lo que la espera por el pitido final cada vez fue más angustiosa. Mejor estreno imposible.