«Cada minuto que se trabaja, se paga, y cada minuto que se trabaja debe quedar registrado». Esta es una de las normas inquebrantables que la compañía tiene establecida en sus contratos laborales.
Un empleado de una tienda de Lidl en Barcelona, que entró a trabajar en 2005, fue despedido el pasado mes de junio por empezar a trabajar minutos antes —en alguna ocasión incluso con una hora de antelación— de lo que marcaba su jornada laboral.
El empleado que era gerente de una de las tiendas de la marca, acudía antes a su lugar de trabajo para preparar el establecimiento antes de abrirlo al público, según una información publicada por el periódico El País.
La cadena de supermercados ha alegado para su despido «incumplimientos laborales muy graves». Fue en abril de 2017 cuando la compañía alemana observó un comportamiento inusual: cómo accedía a la tienda a las cinco de la mañana y pasaba «entre 49 y 87 minutos» trabajando sin fichar.
Para los responsables de la compañía, este empleado ha vulnerado la norma «cada minuto que se trabaja, se paga, y cada minuto que se trabaja debe quedar registrado». Así lo refleja en su carta de despido en la que también señala haber recibido quejas de algunos empleados del mismo establecimiento a los que el ahora ex gerente, alentaba a acudir a su puesto de trabajo antes de tiempo.