El ciclista británico dio positivo en un control por el broncodilatador salbutamol el 7 de septiembre, tras la etapa de Angliru de la última Vuelta. En la orina del ciclista recogida tras la etapa 20 de la Vuelta de 2017 se encontró este principio por encima del límite diario permitido, 1.000 nanogramos por mililitro.
El salbutamol es el principio activo del Ventolín, que figura en la lista prohibida de la Agencia Mundial Antidopaje y solamente está permitido en ciertas circunstancias y bajo ciertos permisos.
Chris Froome ha realizado las siguientes declaraciones a The Guardian: «Como todo el mundo sabe, sufro asma. Conozco perfectamente las reglas. Uso un inhalador para controlar los síntomas, y siempre dentro de los límites permitidos. Mi asma fue a peor según avanzaba la Vuelta y, aconsejado por mi médico aumenté la dosis”.
La UCI ha abierto un expediente informativo al líder del SKY, que aportará informes y análisis farmacocinéticos para demostrar que fue su organismo el que retrasó la absorción del Ventolín e hizo que se acumulara en tal cantidad, no la excesiva administración. Froome no sufre ninguna suspensión cautelar, dado que el salbutamol es un producto especificado en la lista, es decir, que su uso se puede probar como terapéutico, no dopante.