«Nunca me iría al otro bando (al Athletic)». «Orgulloso de ser el fichaje más caro de la historia del Athletic». Dos declaraciones de una misma persona que se contradice con el paso del tiempo. El primer entrecomillado surgió un 30 de abril; el segundo, un 30 de enero. Pero con una diferencia de casi cuatro años (3 años y 9 meses exactos que se resumen en 1.371 días). Sí, cuatro años en los que Iñigo Martínez ha estado muchas veces más fuera que dentro de la Real, y qué y para acabar fichando por el Athletic Club, ese constante y eterno rival de la Real Sociedad.
Es que Iñigo, ¿Cómo nos has podido hacer esto? Has estado a punto de marcharte al Inter de Milán, al Manchester City, al FC Barcelona… Y finalmente te desvías solo una hora de Donostia. Dices que una de las razones para marcharte de la Real es que necesitabas «cambiar de aires». No hay mejor opción que ir a Bilbao tras jugar en Donostia, claro.
Comentabas, también, que la declaración con el que comienzo este texto hiciste porque “lo pensaba así, pero todos cambiamos de opinión”. Iñigo, no es que ayer te gustara el blanco y hoy el negro, es que dejas de lado a tus seguidores realistas que en aquellas fechas confiaron en que no vistieras la elástica del Athletic tras aceptar el nuevo contrato de la Real. Son declaraciones que, claro está, han afectado al entorno txuri urdin, y quién sabe que en un futuro tú mismo no te arrepientas. Si tanta ambición tienes, ¿qué haces fichando por un equipo que tiene los mismos objetivos que la Real cada temporada? Es verdad que el Athletic ha tenido más regularidad que la Real a la hora de lograr los objetivos, pero… ¿No será, pues, tu único sueño sumar unos cuantos ceros de más en tu cuenta bancaria?
«El que más ha sufrido estos días he sido yo y los que me tienen cerca lo saben», dices. ¿Qué va pensar Xabi Prieto de ti después de que no aceptase ofertas millonarias cuando la Real se encontraba en Segunda? En la actualidad, el equipo no está tan mal como entonces, pero está mal. Tú, en cambio, te marchas de Donostia, siendo uno de los pesos pesados del equipo, siendo uno de los cuatro capitanes de la Real.
«Un líder es un repartidor de esperanza», decía Napoleón Bonaparte. Tú eras uno de esos líderes, el que tenía que partirse el pecho por la Real Sociedad, el que tenía que dar un mensaje esperanzador a la afición en los momentos difíciles, dar la cara por el equipo, fuera y dentro del campo. Hace dos meses decías, rotundo, en una entrevista que «para ser capitán hay que valer, y yo valgo». Replantéate esto, por favor. Ahora mismo se te tendría que caer la cara de vergüenza.
Dejas tirada a una Real que las está pasando ‘canutas’, además de apenas darle tiempo para reaccionar en este mercado invernal. Firmas tener una cláusula de rescisión de 80 millones cuando en la Real pedías que no solo no se subiera de los 32 millones, sino que fuera descendiendo con el paso del tiempo. ¿Por qué?
Posaste con la camiseta de #YoNoTengoSegundoEquipo, sabiendo que, si un equipo tocara la puerta y te ofreciera más dinero, aceptarías la oferta. Durante toda tu vida el color blanco ha tenido una gran importancia, pero cuando ha estado acompañado con el azul. Ahora, de repente, el azul se convierte en rojo.
Si te fueras al Barça o al Inter o a donde sea, me dolería verte como rival, y aún más que jugases contra la Real en Anoeta. Y lo vas a hacer, pero con el Athletic. Me duelen los ojos de verte cómo de contento posas con la camiseta del Athletic, pero me llegarían a sangrarlos si te viera jugar con esa camiseta en Anoeta.
Sin rencor, Iñigo, pero con dolor.