Durante el programa Munilla se opuso a las reivindicaciones de las convocantes del 8-M por considerarlas contrarias a «un sano feminismo», debido a que se mezcla con reivindicaciones como el «aborto libre y gratuito, del lesbianismo y bisexualismo, todo mezclado».
Además, el obispo donostiarra ha declarado que «el aborto se ha convertido en la tumba de la mujer, porque en China, India y otros países se utiliza para que no nazcan niñas», lo que calificó de «auténtico genocidio femenino».
Munilla defendió lo que para él sería «un auténtico feminismo», el cual defiende la natalidad y dignifica la maternidad. A su juicio «lo que más dignifica a la mujer es el don de la maternidad». Según el obispo, quienes reivindican la anticoncepción y el aborto derivan en «una forma de sexualidad que ha hecho de la mujer un objeto de placer», de usar como «un kleenex». También defendió el «gran servicio a la dignidad de la mujer» prestado por el cristianismo con la implantación de la monogamia y el rechazo al divorcio.
Munilla terminó su intervención con una afirmación contundente: «El feminismo de género es el suicidio de la propia dignidad femenina».