Carlos Martínez dice adiós. Se va sin haber jugado un solo minuto en la vigente campaña, pero eso sí, con un historial remarcable salvo alguna que otra lesión que le haya podido lastrar y alguna que otra racha negativa, deportivamente hablando.
El «Expreso de Lodosa» se despide, no como el hubiera querido, pero en esto del fútbol no todo es perfecto, y sino, pregúntenselo a Xabi Prieto, leyenda viva y lesionada en su última campaña; manda cojones…
Pero bueno, a lo que íbamos; «Charly» no volverá a vestir la blanquiazul, la que tantas alegrías y penas le ha dado, esa que con tanto orgullo ha lucido siempre. Tesón y compromiso, eso es Carlos Martínez.
Dueño y señor del carril diestro el año del ascenso y muchos años después, fue criticado en ocasiones por su falta de precisión a la hora de colgar centros, algo puntual. No obstante, no deja de ser un profesional como la copa de un pino.
Su futuro es incierto, pero su pasado está claro, muy claro. Asistencias para dar y regalar, además de algún que otro gol avalan a Carlos Martínez, un tipo comprometido con la causa, pero desacertado e irregular en ciertos tramos. Porque señoras y señores, no vamos a engañar a nadie: «Charly» era de lo menos regular de la Real de antaño, y eso sí, de vez en cuando le salían partidos de escándalo como el de aquel 3-2 al Barça en casa u otro 2-0 al Valencia en el que se sacó dos asistencias de la manga.
La cuestión de la constancia a un lado, es de agradecer el compromiso (demandado últimamente) hacia unos colores, hacia el blanco y el azul, y no hacia el rojo y blanco como otro que todos conocemos. En fín, que nos vamos del tema: gracias, gracias y más gracias «Charly». Se va un tipo peculiar, querido y criticado a partes iguales, pero fiel y profesional como nadie. Agur eta ohore.