A Olesja Schemjakowa tomarse un café y un pastel en la cafetería New Point en Dietikon de Zúrich (Suiza) le ha salido muchísimo más caro de lo que esperaba, ya que al utilizar el datáfono para teclear la cantidad de propina que quería dejar, se equivoco y tecleó su código PIN de cuatro dígitos que inflaron una factura de 23,70 francos suizos (unos 20 euros) a una de 7.709 (casi 6.500 euros).
Schemjakowa, residente en Mulhouse (Francia), se dio cuenta de lo sucedido cuando recibió la factura del banco, que, además, le comunicó que no se podía emprender ninguna acción legal porque no se había cometido fraude alguno.
Su último recurso fue apelar a la buena fe del dueño de la cafetería, quien le aseguró que le reembolsaría el dinero, «aunque nunca lo hizo».