El intenso sabor de la trufa negra ha hecho de este producto un ingrediente indispensable de la alta cocina, codiciado por los paladares más selectos. Sin embargo, su limitada producción eleva su coste de tal manera que ha llegado a convertirse en el ‘oro negro’ de la gastronomía. Además, se trata de un producto estacional que se consume en fresco y del que sólo se puede disfrutar todo el año si se congela.
Para salvar estos inconvenientes, la empresa Laumont pone en el mercado las perlas de trufa negra, un exquisito e innovador producto que reproduce la forma y el color de un icono gastronómico como es el caviar, con el sabor y el potente aroma de este diamante de la tierra. Las perlas de trufa negra son esferas uniformes sin costuras, compuesta por una membrana de alginato sódico (procedente de las algas marinas) y un relleno de jugo y peladura de trufa Tuber melanosporum sumergidas en aceite de oliva virgen extra.
Las tendencias gourmet de los últimos años han exigido el desarrollo de nuevos productos que otorguen originalidad y sabor a los platos, a través de nuevas técnicas que fusionen con la cocina tradicional y que ofrezcan resultados revolucionarios. Este es el caso de las perlas de trufa negra, cuyo consumo es similar al del caviar tradicional y que combina con los mismos ingredientes que lo hace la trufa. Así, las encontraremos sobre ensaladas, en platos de pasta, o junto a carnes y pescados en frío o en caliente.
Las perlas de trufa negra tienen una vida útil de seis meses y deben conservarse siempre en el frigorífico. Una vez abierto el envase, deben consumirse en un tiempo máximo de cinco días.