Un grupo de investigadores ha analizado los peces de agua dulce que habitan en el estuario del Támesis y en el estuario Firth of Clyde, confirmando que hasta un tercio de ellos están afectados por la contaminación por microplásticos por igual, a pesar de que ambos estuarios tienen ecosistemas muy diferentes.
Hace unos meses conocíamos una investigación realizada por expertos de la Universidad de Toronto en la que se concluía que la contaminación por microplásticos también afecta a los peces de los grandes lagos y otras vías fluviales. Cabe señalar que anteriormente, todas las investigaciones realizadas sobre el tema se habían centrado en la contaminación de mares y océanos.
Pues bien, hoy conocemos una nueva investigación desarrollada por expertos del Royal Holloway de la Universidad de Londres, la Universidad del Oeste de Escocia y el Museo de Historia Natural de Londres, que corrobora los resultados del estudio antes mencionado, según los datos obtenidos, los peces de agua dulce están afectados por la contaminación por microplásticos. Los análisis realizados muestran que hasta un tercio de los peces que habitan en el estuario del Támesis (costa oriental de Gran Bretaña) y en el estuario Firth of Clyde (costa occidental de Escocia) han ingerido microplásticos.
Recordemos que los microplásticos se clasifican en dos tipos, los primarios, materiales plásticos que se han fabricado originalmente para que sean de un tamaño de entre 0,1 y 5.000 micras, y los secundarios o nanoplásticos, que son el resultado de la fragmentación y cuyo tamaño varía entre 0,001 y 0,1 micras. Estos elementos plásticos proceden de botellas de plástico fabricadas con tereftalato de polietileno (PET), polietileno, celofán, así como otros materiales plásticos. Ya sabéis que los microplásticos y nanoplásticos son ingeridos por los peces y se suelen concentrar en el estómago e intestinos.
El nuevo estudio se centra en la contaminación por partículas de plástico en los ríos y en las especies de agua dulce que en ellos habitan. Los investigadores recogieron y analizaron 876 peces y camarones procedentes de los dos estuarios mencionados, se determinó que un tercio de las muestras había consumido microplástico y el número promedio de estas partículas plásticas era igual en ambos estuarios. Claro, que habría que apuntar una diferencia en el caso de que se consumieran estas especies, en los peces se suelen retirar el estómago e intestinos, mientras que los camarones, en muchas ocasiones se consumen sin retirar estas partes, por lo que el riesgo de la exposición humana a estas partículas es muy superior. Lo mismo ocurre con los crustáceos y moluscos bivalvos, alimentos de los que también se come todo.
Los expertos comentan que las personas están tomando cada vez mayor conciencia de la gravedad de la contaminación plástica, la investigación que han desarrollado, no hace más que mostrar por qué este es un problema urgente que merece toda la atención. Lo cierto es que se trata de un problema de gran envergadura que afecta también a las tierras de cultivo, a productos como la sal o el agua embotellada, y probablemente y con más investigación, se podrá descubrir que el alcance de esta contaminación es mayor de lo que se cree actualmente. Lamentablemente, se sabe poco sobre los riesgos de los microplásticos para la salud humana, aunque varias organizaciones e instituciones se han embarcado en estudios para determinar si estos materiales pueden causar daños, y tras conocer las respuestas, establecer una serie de pautas de actuación.
Los expertos que han llevado a cabo esta nueva investigación explican que ambos estuarios tienen un ecosistema muy diverso, siendo el hogar de cientos de especies diferentes, por lo que ver cómo muchas de estas especies se están poniendo en peligro debido a los desechos plásticos procedentes de la actividad humana, es impactante. Los resultados obtenidos muestran que es necesario seguir investigando para comprender mejor cómo afectan estos desechos a las especies que habitan en los ecosistemas de agua dulce, siendo además, algo necesario para conocer con más precisión el alcance de la contaminación por microplásticos.
Los investigadores concluyen que lo que resulta más deprimente es saber que la contaminación por microplásticos en el medio ambiente acuático es irreversible y la presencia de estos materiales se mantendrá durante muchas generaciones. Consideran que esta contaminación plástica tiene la misma magnitud que el cambio climático y la deforestación, tres cuestiones que requieren un cambio significativo en el comportamiento y actitud humana. Podéis conocer más detalles de la investigación, a través de este artículo publicado en la página web de la escuela Royal Holloway.