La Real Sociedad se marchó de vacío del Estadio Benito Villamarín al ser derrotada por la mínima ante un exigente Betis. No fue el mejor día para ninguno de los dos equipos, pero los locales aprovecharon el fallo garrafal que realizaron los vascos a la salida de un córner y gracias a ello lograron marcar el gol de la victoria. Para evitar más goles, estuvo presente en el centro de la zaga Robin Le Normand, que debutaría por primera vez en partido oficial con el conjunto donostiarra.
Pese a que fuera su primer partido en Primera, el central francés ya es un viejo conocido en la primera plantilla de la Real, ya que ha completado varias pretemporadas con el primer equipo y ha disputado numerosos partidos, aunque todos sin el veredicto de ser oficiales, es decir, amistosos. En el Villamarín demostró ser un jugador de categoría en las decisiones que tomó, como la cesión con el pecho a Moyá y regatear a dos rivales en el centro del campo siendo el último jugador de la Real. Chorreó tranquilidad y confianza.
Andoni Gorosabel y Miguel Ángel Moyá fueron los dos jugadores txuri urdines quienes atendieron a los medios de comunicación tras acabar el encuentro en tierras andaluzas. Ambos siguieron de cerca en el juego a Le Normand, ya que ocupan puestos muy pegados a la suya. A su derecha estuvo el lateral de Arrasate, quien ya suponía que haría buen partido: «Sabía que lo iba a hacer bien», dijo. Además, añadió que el francés estuvo «tranquilo» y que «se ha visto que tiene nivel».
Acto seguido habló Miguel Ángel Moyá, que también debutó con la Real Sociedad en el Villamarín, aunque el cancerbero lo haría la pasada campaña. El mallorquín, con más soltura, describió de esta manera el correcto encuentro firmado por Le Normand: «Ha estado más que bien. No es fácil debutar en Primera ante un equipo tan exigente como es el Betis, que te ofrece siempre muchas situaciones en las que tienes que estar concentrado. Una de las características que tiene Robin es que siempre está concentrado. Es un chico que trabaja de maravilla, que no le ha temblado el pulso a la hora de tomar decisiones puntuales en momentos delicados. En Zubieta, los chicos que vienen de abajo tienen un máster de madurez metido en las venas».