Quién no ha soñado alguna vez con comprarse un pueblo o una aldea para erigirse máxima autoridad, o para cualquier otro designio, en un lugar sobre la Tierra. La compra de estos activos no siempre está al alcance de todos los bolsillos y las operaciones no suelen ser habituales, pero haberlas, las hay.
Aldeas Abandonadas, una inmobiliaria líder en España, con presencia internacional y con 15 años de experiencia en la comercialización de estos activos, cuenta con 110 aldeas y pueblos en venta en nuestro país con precios que van desde los 89.000 a los 5 millones de euros, siendo la media la horquilla que se mueve desde los 190.000 a los 400.000 euros.
“La mayoría de los activos que poseemos son para reformar y se encuentran en el norte de España -Galicia, Asturias y Castilla y León-, aunque también hay propiedades interesantes en Andalucía, Aragón y Cataluña”, comenta Elvira Fafian, gerente de la inmobiliaria. “El más barato que hemos vendido fue un pueblo en A Pontenova, Lugo, por 62.000 euros y que está siendo reformado para turismo rural”, añade.En idealista hay varios pueblos y aldeas en venta, que coinciden con la ubicación predilecta que señala Aldeas Abandonadas, el norte. Y es que, la firma comenta que hay mucha demanda, pero que otra cosa es la venta. “Son propiedades que requieren mucho tiempo, especialidad y, sobre todo, filtración en las gestiones, ya que la demanda es muy genérica y de los interesados, solo un 1% o menos son compradores reales”, subraya la gerente. “Estos activos precisan de mucho estudio técnico, legal y comercial por eso ninguna inmobiliaria toca este tema en profundidad”.
No hace falta mucha imaginación para dar uso o rentabilizar un pueblo o una aldea. Hoteles rurales, campos de golf, espacios de multiaventura o una residencia propia de un noble, las posibilidades que ofrecen son numerosas.
Por ejemplo, la firma oferta este pueblo de 128.000 m2 en Taramundi, Asturias, con cinco casas restauradas y que actualmente está siendo utilizado como alojamiento rural por 799.225 euros.
Quién oferta y quién demanda
Normalmente, quién acaba comprando estos activos son empresarios o personas físicas con poder medio-alto. El 65% de los usos que se le dan son para uso turístico, un 25% son empresas que buscan trabajar en un medio rural y un 10% para uso propio o familiar. Respecto a las nacionalidades de los compradores, la inmobiliaria indica que aproximadamente un 70% son extranjeros y un 30% españoles, aunque el porcentaje varia cada año.
“Las empresas que compran estos activos son de diferentes ámbitos. Desde consultoras, tecnológicas o compañías de atención al cliente, pero lo que de verdad abunda son empresas de alimentación y hoteleras”, comenta Fafian. “Gracias a Internet y al estar todas bien ubicadas es como estar en el centro de una ciudad, pero sin ansiedad”.
“Por protección de datos y mandato no podemos decir el nombre de las empresas, ni clientes particulares, ya que desean tranquilidad en su trabajo. Nuestro cliente quiere confidencialidad y entornos naturales bonitos y son propiedades que si decimos su ubicaión al día siguiente hay caravanas de curiosos», subraya Fafian.
En el otro lado, la inmobiliaria comenta que las ofertas provienen en un 79% de familias y particulares, en un 20% de empresas y un 1% de ayuntamientos que las ceden.
Más información en la web de Hometers.