El Fun & Serious Game Festival ha celebrado su octava edición en Euskadi y se confirma como uno de los puntos de referencia del sector del videojuego. De los 25.000 asistentes de la cita de 2017 se ha pasado a los cerca de 40.000 que han acudido este año al BEC (que también acogió la Euskal Encounter 2018, centrada en la ciberseguridad, en verano) para asistir a las charlas de primeras espadas de la industria a nivel internacional, disfrutar de sus títulos favoritos en la Fun Zone y asistir a la gala de entrega de los premios Titanium en el Museo Guggenheim.
Entre los principios fundacionales del Fun & Serious destaca el compromiso para visibilizar el trabajo de todos los implicados en el proceso de desarrollo de los videojuegos, desde grandes productoras hasta responsables del arte de pequeñas obras independientes. Como plato de este año tuvimos las VIT Talks, un espacio de reflexión sobre la actualidad y la evolución de todo lo que rodea al proceso de creación lúdico, tecnológico y audiovisual. Entre los ponentes destacaron Fumito Ueda, creador de esa trinidad imprescindible que conforman ICO, Shadow of the Colossus y The Last Guardian; Brenda Romero, responsable, junto con John Romero, de Romero Games y una de las miradas más lúcidas sobre y desde la industria; Jade Raymond, uno de los pesos pesados del sector, vicepresidenta Senior en EA y pieza clave en un sinfín de títulos AAA; Rhianna Pratchett, conocidísima novelista y guionista, que también ha participado en la escritura de títulos como Tomb Raider, Mirror’s Edge o BioShock Infinite; y Joe Neate, actual “executive producer” de Sea of Thieves y todo un teórico de conceptos como las mecánicas narrativas y la creación de la experiencia de juego.
El más esperado, sin duda, era Ueda. Su legión de seguidores lo idolatra como un “pope”, algo razonable a tenor de una obra que combina con maestría lo artístico y lo lúdico, buscando generar emociones complejas en el jugador. Aunque la traducción dio algún que otro quebradero de cabeza, regaló una entrevista repleta de contenido: repasó sus inicios en el departamento artístico, confesó que considera el haber realizado un título tan personal como ICO con Sony como su “mejor recuerdo” y, aunque a estas alturas resulte un tanto obvio, reconoció que el desarrollo de The Last Guardian se descontroló en los plazos muy por encima de sus expectativas iniciales. Ante la pregunta “¿A qué estás jugando actualmente?”, respondió que suele jugar a las grandes producciones para mantenerse al tanto de la actualidad y dejó caer un único nombre: Human: Fall Flat, un título que curiosamente ha sido tachado de frustrante en ocasiones y poco rejugable, algo de lo que también se ha tachado a las experiencias propuestas por Fumito Ueda.
En cuanto a la parte más interactiva del Fun & Serious, la Fun Zone habilitó 15.000 m2 donde poder disfrutar de las últimas novedades y de los juegos más populares. El Fortnite, como no podía ser de otra forma dado su tremendo tirón actual, ocupó un lugar preeminente, con una arena de competición descomunal que habilitaba 100 puestos de juego. Hubo partidas por Squads y Battle Royale, y contó con la colaboración de youtubers como Magik y Marki, de Team Heretics. Si a esto le sumamos actividades como la del torneo benéfico de Ibai, el enfoque de la organización evidencia la importancia en este tipo de eventos de un mercado emergente, con una evolución fulgurante, como los eSports.
El broche final lo pusieron los ganadores de los Premios Titanium. Red Dead Redemption 2 se llevó el de Juego del año y Return of the Obra Dinn el de Mejor juego indie. El premio para el Mejor desarrollo nacional fue a parar a esa pequeña joya narrativa que es The Red Strings Club, juego que repetía nominación como Mejor juego indie en los Premios F&S Play, dos galardones que también se entregaban durante el fin de semana. Finalmente no se llevó el premio, que fue a parar a Do Not Feed the Monkeys, un título también excepcional y que ha recibido críticas excelentes. Submersed, de los bilbaínos Mind Loop, se impuso a Wahkan y Jera para llevarse el premio al Mejor videojuego vasco.