Durante años han sido perseguidas por su supuesto poder calórico. En este artículo te ayudamos a salir de dudas y te contamos otros mitos alimenticios.
Como es bien sabido, las aceitunas son el fruto del olivo, un bocado que procede de Grecia y Asia Menor y que ha conquistado el paladar de medio mundo gracias a un sabor que se debate entre los cuatro matices que conviven en nuestra boca: dulce, salado, amargo y ácido. Sin embargo, esta versatilidad es simplemente una cualidad más dentro del gran compendio de propiedades nutricionales que las acompañan. Y es que las aceitunas son ricas en minerales como el magnesio, el sodio, el fósforo y el hierro; aunque el potasio y el calcio son sus principales componentes. Dos sustancias que ayudan a expulsar los desechos de las células, favorecen la eliminación de líquidos, nutren los huesos y actúan como relajantes musculares, entre otras funciones.
La vitamina A, los antioxidantes y los ácidos grasos omega 3 y omega 6 completan el conjunto de nutrientes que forman parte de su composición y que las han mantenido a la cabeza de la dieta mediterránea desde hace más de 6.000 años. Lamentablemente, como ocurre con otros alimentos, su popularidad lleva años ensombrecida por un mito en el que confían multitud de comensales. ¿Son las aceitunas un ingrediente que fomenta el aumento de peso?
Las aceitunas engordan: ¿si o no?
Tal y como acabamos de ver, este fruto ayuda a prevenir las enfermedades cardiacas, es un gran aliado para las personas que padecen anemia, favorece el correcto funcionamiento del sistema nervioso y su aporte de fibra contribuye a la depuración del organismo. No obstante, el problema recae en la cantidad de grasaque también incluye, un 92% de la energía total del producto, según la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (BEDCA). Una cifra capaz de escandalizar a cualquiera, pero que solo confunde a aquellos que consideran que todas las grasas son nocivas para la salud.
Es cierto, las aceitunas son ricas en grasas, pero la mayoría de estas son poliinsaturadas, es decir, saludables y recomendadas por los expertos en la materia. Se encuentran principalmente en alimentos vegetales y animales como las nueces, el salmón, las semillas de girasol y, por supuesto, el aceite de oliva. Este tipo de grasa es la que proporciona a las aceitunas el omega 3 y el omega 6, ácidos grasos esenciales que reducen el nivel de triglicéridos y azúcar en la sangre, rebajan ligeramente la presión arterial o previenen la diabetes.
Además, el número de calorías también depende de la variedad de aceituna que se consuma. Recordemos que solo en España existen más de 260 especies distintas, entre las que destacan la manzanilla, la gordales y la hojiblanca, muy típicas de la zona de Andalucía, más concretamente de Sevilla. Aún así, en ningún caso la cantidad de grasa y calorías es excesiva. “Cada 100 gramos de aceitunas suman 180 kilocalorías y unas 12 aceitunas no aportan más de 40 kilocalorías. Esto equivale a ingerir una manzana mediana de 200 gramos, que aporta al organismo 120 kcal”, explican desde la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceitunas de Mesa en su propio análisis del producto.
Eso sí, a pesar de esta revelación, los expertos también recomiendan una ingesta diaria concreta, que se sitúa en las siete aceitunas al día, equivalente a 37 calorías. Esta dosis proporciona al individuo todas las cualidades expuestas anteriormente sin caer en la exceso, una práctica que resulta perjudicial sea cual sea el alimento. Aunque este parezca un hecho aislado, lo cierto es que esta clase de leyendas afectan a un sinfín de productos.
Más mitos alimenticios
Son muchas las personas que creen que el pan engorda. Es cierto que posee una cantidad considerable de carbohidratos, pero estos son un nutriente necesario para nuestro organismo, pues proporcionan energía, contribuyen a la salud intestinal y controlan el nivel de insulina, por ejemplo. Además, apenas tiene grasa y su valor calórico tampoco es alarmante. Mientras no se consuma en exceso, el pan no debe ser un alimento vinculado al aumento de peso.
Por otro lado, durante años, la gente ha huido de la pasta a la hora de la cena por miedo a coger unos kilos de más. No obstante, este ingrediente no es el responsable de dicho efecto, sino sus acompañantes. Es decir, las salsas, el queso o el beicon, entre otros. De hecho, un estudio reciente elaborado por el Hospital St Michael de Toronto (Canadá) demostró que la pasta no merece tanta atención negativa en este aspecto, pues tiene un índice glucémico más bajo que otros carbohidratosrefinados. Todo depende del tamaño de la porción y el resto de alimentos que compongan el plato.
Mientras que, a diferencia de lo que piensa la gran mayoría, las pipas de girasol son uno de los frutos secos más completos que existen. Una visión que choca de frente con la gran cantidad de sal que incluyen la mayoría de versiones que habitan en el mercado y que motivan este mito alimenticio. No obstante, esto se soluciona dejando de lado las pipas aderezadas con esta especia y evitando ese poder adictivo que tanto las caracteriza y que incita a comerlas de manera desmesurada.