En estos momentos existe más de 600 euros de diferencia entre las posibilidades de gasto de la juventud guipuzcoana y los precios de alquiler.
Comprar o alquilar una vivienda libre en Gipuzkoa es una hazaña si a quien le ronda la idea en la cabeza es una persona joven con deseo de emanciparse en solitario. En Euskadi es muy complicado lograrlo. En el territorio, prácticamente imposible. Teniendo en cuenta que el límite máximo de endeudamiento recomendado es del 30% del sueldo, la juventud asalariada de Gipuzkoa debería ganar de promedio más del doble de lo que percibe al mes para afrontar la renta de alquiler de una vivienda libre. Concretamente, un 154% en Gipuzkoa, y un 131% en el conjunto de Euskadi. Por cuarto año consecutivo, el precio del alquiler supera de largo al de la compra. El desigual recorrido de los sueldos y las rentas ha abierto un abismo de tal manera que, atendiendo al endeudamiento óptimo, los jóvenes de Gipuzkoa necesitarían cobrar 624 euros más al mes. Una cifra que duplica las necesidades que presenta, por ejemplo, este mismo colectivo de 18 a 34 años en Araba.
Es uno de los datos más llamativos del estudio El coste de la emancipación residencia en Euskadi 2017, una investigación que acaba de publicar el Observatorio Vasco de la Juventud, y que ha requerido de un trabajo metodológico en el que se han combinado bases de datos del Instituto Nacional de Estadística, del Colegio General del Notariado, de los Registradores de la Propiedad y del Observatorio Vasco de la Vivienda.
El estudio, ya por su quinta edición, refleja el muro que se levanta para tantas personas jóvenes a la hora de disfrutar de un derecho universal, en un contexto en el que el mileurismo ha dejado de ser una lacra para convertirse en una aspiración. El salario medio neto de una persona joven ocupada de entre 16 y 29 años en Euskadi supera ligeramente los 1.000 euros mensuales.
PROCEDENCIA
El tipo de jornada laboral, junto con el lugar de nacimiento, marcan las mayores diferencias en relación a los salarios percibidos. Las personas nacidas en Euskadi tienen salarios bastante más altos (1.125 euros) que los de las personas nacidas en el extranjero (891 euros mensuales de media), según los últimos datos del Observatorio Vasco de la Juventud.
Son cifras que se sitúan a años luz del coste de una vivienda libre en propiedad. Para las personas de 18 a 24 años, supondría destinar más del 83% de sus retribuciones, es decir, poco menos que una temeridad atendiendo al techo de gasto.
Por encima del 30% del salario mensual, cualquier solicitud de hipoteca se estima como inviable desde el punto de vista financiero, y la verdad es que si alguien se plantea acceder a una vivienda libre en solitario no dan las cuentas ni por asomo.
En la práctica, según constata el estudio, la decisión de comprar o alquilar “no se produce en un entorno de igualdad de condiciones”, ya que está sujeta al volumen de viviendas disponibles, su localización, su estado de conservación y el plazo de pago. “Por más que, en términos de cuota mensual, la compra de una vivienda libre no sea actualmente una vía tan onerosa como en 2007 o 2008, queda fuera del alcance de la mayor parte de jóvenes pues, no poseen los ahorros suficientes, ni su situación laboral les permite aportar las garantías de estabilidad y capacidad económica que se exigen”. Esta es una de las razones por las que, a pesar de la escasa oferta de viviendas, el alquiler ha ido ganando terreno a la propiedad entre los jóvenes que abandonan el hogar familiar. “Habrá quienes, en efecto, compren viviendas, pero son una minoría que poco tiene que ver con las características socioeconómicas más comunes entre la población de su misma edad”, recoge el estudio.
El Gobierno Vasco se ha propuesto que el precio del mercado libre de alquiler no se desboque, por lo que va a dejar de promover pisos sociales para la venta. En 2020 todas las promociones públicas serán para alquileres, teniendo en cuenta que la mayor parte de los 64.000 demandantes de vivienda social inscritos en el registro autonómico así lo reclaman. No hay más que observar la evolución del mercado para percatarse de las dificultades.
En un solo año, la renta media de un piso de alquiler en Euskadi se ha disparado un 7,3%. Nunca desde 2009 se había registrado un incremento interanual tan pronunciado. En el conjunto del País Vasco, para una persona de 18 a 34 años, asumir el pago de la renta implica dedicar casi el 70% de su salario neto, una cifra comparable a la que se había registrado en las postrimerías del último boom inmobiliario, entre 2007 y 2008.
Teniendo en cuenta el precio medio de las viviendas escrituradas en 2017 y los salarios, se obtiene otro indicador: la superficie del piso al que puede acceder una persona joven. En Euskadi es de 50,6 metros cuadrados, muy lejos de la media de las viviendas escrituradas en el País Vasco, que ronda los 91 metros cuadrados.
La vivienda protegida es la única que presenta costes de acceso asumibles para la juventud asalariada, sobre todo el alquiler. El importe mensual necesario es casi tres veces inferior. En los tres territorios vascos estaría alrededor del 24% del salario neto de una persona joven, y solo para los menores de 24 años su abono seguiría siendo imposible con el único soporte del salario. El problema radica en que el escaso peso del parque de vivienda hace que pocas personas tengan acceso.
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