Mis amigos me acompañan, mi mujer sonríe y mis hijas me siguen. Cuando digo AUPA REAL mi hermano responde, como mis sobrinos y mi cuñada. Cuando digo AUPA REAL, mi aita se volvería loco y golpearía la cubierta de Atotxa tras el salto dado, en la tribuna sur, la que se arrodillaba ante la torre de Atotxa. Cuando digo AUPA REAL, mi ama me diría que una victoria de mi equipo no me va a dar de comer, porque mi ama sabía lo que era sufrir en la vida Real y en la vida Real paralela, la del fútbol. Todos somos REAL. Los que compartimos el azul y blanco, los txuriurdines, los que vistieron su zamarra dentro y fuera del campo, en el bar, en su trabajo, en su película, en su escultura, en su comercio, en la baratza, en la diferencia política, en el drama y en la comedia, incluso en Maradona que quiso fotografiarse con nuestro pequeño diablo, y ese otro genio llamado Woody Allen, que nos visitó en la sabiduría octogenaria.
Ojalá nuestros hijos amen REALmente, como nosotros hemos querido a todo lo que es REAL. En un mundo de ficción, la REALidad nos hará más libres. Espero que esto siga, siempre. Acompaño estas líneas con música REAL y absolutamente genial.
A la memoria de mis Aitas