El tatuador donostiarra acusado por una docena de mujeres de acosarlas sexualmente negó ayer, en la última jornada del juicio, haber abusado de ellas y se presentó como víctima de una presunta conspiración llevada a cabo por un competidor que quería perjudicarle.
En las sesiones del juicio ya celebradas, las víctimas, muchas de ellas clientas, además de una alumna de un curso de tatuaje y la novia de un amigo del procesado, pusieron de manifiesto un patrón de acoso sexual casi sistemático entre 2013 y 2018 por parte del imputado, quien durante todo el juicio ha permanecido oculto por un biombo para impedir el contacto visual con estas mujeres.
En la parte final del juicio, la Fiscalía, que inicialmente solicitaba penas que sumaban 21 años de prisión para el inculpado, ha decidido elevar su solicitud hasta los 28 años y medio de reclusión, mientras que las dos acusaciones particulares que representan a dos de las víctimas han mantenido sus demandas y la defensa ha reclamado la libre absolución de su cliente.