Si hay algo que Imanol Alguacil ha cambiado en la Real Sociedad desde su llegada al banquillo, es el hambre con el que afronta los partidos el equipo. Sin ir más lejos, el empate que cosechó el conjunto realista ante el Leganés fue como una derrota para el vestuario.
«Parecía un funeral», dijo el propio Imanol sobre el vestuario en sala de prensa tras la conclusión del partido. El punto sumado sirvió para que la Real se pusiera de líder, «aunque sea por unas horas», pero la plantilla vio que se le escapaba la oportunidad de marcharse al parón líder o colíderes, dependiendo de los resultados de sus perseguidores.
Años atrás, este tipo de empate sería para la Real como comerse un Ferrero Rocher. Vista la situación del partido, el equipo tendía a darse por satisfecho con lo conseguido porque no era capaz de sacar este tipo de partidos. Sin embargo, Imanol ha cambiado la cara de esta Real que ha sido capaz de sacar los tres puntos en Vigo y en Granada, o como en Mallorca en agosto, cuando estos duelos estaban dirigidos al empate final. Lástima que no pasase lo mismo ante el Leganés.