Los primeros 45 minutos no dejaron un gran fútbol, pero sí mucha igualdad. Lo más destacado fue cuando Hervías estrellaba un balón en el larguero tras un zapatazo en un libre directo. Prácticamente fue la única ocasión clara de la primera mitad. El resto, llegadas infructuosas, sobre todo de la Real, que tenía más la pelota, que rondaba más el área, pero que solamente era capaz de crear cierto peligro por alto. Ahí era donde lo pasaba realmente mal el Valladolid.
No obstante, ninguna de sus aproximaciones fueron tan claras como la del conjunto pucelano. Los de Sergio exprimieron sus recursos tanto como pudieron, pero le faltó claridad en los metros finales. Por su parte, el equipo de Alguacil se mostraba espeso con el balón. Portu, pero sobre todo Willian José y Oyarzabal, apenas entraban en contacto con la pelota y Odegaard y Merino no eran capaces de dar esa fluidez tan característica al equipo txuriurdin.
Willian José mandó a la estratosfera la mejor ocasión de la Real al poco de la reanudación. El brasileño no tuvo su día y por eso fue sustituido por Isak. Quien llegó a perforar la red fue Sandro, pero su tanto quedó invalidado por fuera de juego. El delantero blanquivioleta estaba adelantado cuando arrancó hacia la portería.
El canario volvió a ser protagonista minutos más tarde cuando un pase suyo dejaba solo a Guardiola, que desaprovechó la ocasión o más bien, Remiro estuvo enorme, según se vea. Fue la otra gran oportunidad que dejó el encuentro y que precedió a los mejores minutos de los locales.
Capeado ese pequeño temporal, y con la recta final en curso, la Real se lanzó sobre la portería de Masip. Oyarzabal tuvo dos buenas ocasiones, pero no acertó. El Valladolid aguantó las embestidas y sacó un punto que, sin ser maravilloso, no deja de ser bueno en sus aspiraciones. Para la Real tampoco viene mal tras la derrota de sus vecinos y el empate del Atlético. Sigue en Champions, aunque, eso sí, Getafe y Valencia aprietan la cuarta plaza.