Lo vivido el pasado jueves en el Santiago Bernabéu pasa a la historia del club como uno de los mejores encuentros de la historia. Los chicos de Imanol Alguacil firmaron un partido que rozó la perfección, anotando 4 goles en el feudo madridista y jugando a un nivel espectacular. La afición, que llevó en volandas al equipo, pudo disfrutar del mejor partido del equipo txuriurdin en los últimos años y se hicieron notar desde el primer hasta el último minuto.
El partido se empezó a ganar en la previa del partido, en los aledaños del estadio, donde numerosos aficionados se hicieron notar con mucha fuerza. Además, nada más saberse el once por el que apostaba Zinedine Zidane, el optimismo de los hinchas aumentaba, sabiendo que con tanta rotación, sobre todo en defensa, era más asequible dar la campanada.
La Real salió al terreno de juego muy enchufada, ganando todos los balones divididos e intentando filtrar balones en profundidad para que Isak aprovechase su velocidad. En la primera mitad la defensa estuvo imperial, recuperando una de las mejores versiones de Aritz Elustondo acompañado por un gran Le Normand. En el minuto 22, Isak se sacó un potente disparo desde fuera del área que Areola repelió erróneamente, haciendo que el rechazo le cayera en las botas a Odegaard, que aprovechó para anotar el primer tanto. Hasta el descanso, la Real jugó un partido serio, bien replegada atrás y aprovechando para montar contras y aprovechar la velocidad de los de arriba.
En la segunda parte, los primeros minutos fueron de tanteo. Se notaba como la Real estaba nerviosa, conocedora de que podía conseguir algo muy grande si conseguía aguantar el resultado. En el minuto 54, aprovechando una genial acción de Barrenetxea, Isak con un voleón hacía el segundo para los txuriurdin. La grada que estalló de alegría, no tuvo mucho tiempo para celebrar dicho tanto, ya que a los dos minutos Isak volvía a anotar, poniendo así el 0-2 en el marcador.
El Real Madrid, presionado por su propia afición, reaccionó rápidamente con un zapatazo de Marcelo que recortaba distancias. El Bernabéu se vino arriba tras el tanto del brasileño y se convirtió en una caldera. Sin embargo, a los diez minutos Merino volvía a anotar para el conjunto donostiarra, casi sentenciando el encuentro. A falta de veinte minutos para el final, la Real ganaba 1-4 y ya se veía en las semifinales, pero el Real Madrid tiró de épica para revertir la situación. Con los goles de Rodrygo en el minuto 81 y de Nacho en el 93′, consiguieron que los últimos minutos del encuentro fueran los minutos que peor hemos pasado muchos de nosotros como realzales. El nerviosismo vivido fue indescriptible, pero una vez Mateu Lahoz señaló el final del encuentro, la alegría fue inmensa. Los jugadores, asimilando su gesta, celebraron la victoria con todos los aficionados desplazados, en probablemente el momento más bonito que ha vivido el equipo desde que se clasificó a la Champions League.
El sorteo de ayer nos ha deparado, a priori, unas semifinales bastante asequibles frente al Mirandés. La ida se jugará en Anoeta este mismo jueves y se espera que la respuesta de la grada sea máxima. El equipo está a tres partidos de volver a levantar un título y la ilusión de, tanto jugadores como afición, es enorme. De todas maneras, antes tenemos un partido muy importante este domingo frente al Athletic en el que, como en todo derbi, el equipo peleará por más que tan solo tres puntos.