La imparable evolución tecnológica ha cambiado nuestra forma de vida en todo aspecto, desde nuestro modo de comunicarnos hasta en cómo nos divertimos o incluso enamoramos.
Los juguetes sexuales forman parte de la historia. Claro está, con el pasar de los años, estas invenciones han alcanzado otros estándares de calidad. Además, se han creado productos y accesorios para complementar su función y alcanzar una mayor satisfacción. Desde lubricantes que intensifican orgasmos, hasta preservativos para retardar la eyaculación. No obstante, la industria del placer y el desarrollo tecnológico sigue sorprendiéndonos, logrando fusionar a la perfección: tecnología y sexo.
La CES 2020, feria tecnológica más importante del mundo, expuso por primera vez una serie de aparatos y dispositivos que han logrado esta exitosa convergencia. Por ejemplo, una joya y vibrador, denominado Crave. Además del popular Satisfyer y OhMiBod, aplicaciones para controlar el placer desde el teléfono. Este hito nos demuestra que la fusión entre la tecnología y el sexo es una realidad que promete aún más invenciones que, sin duda alguna, sorprenderán a muchos. Estudiosos ya están investigando esta relación entre el placer y la tecnología, para ello han establecido un concepto que profundizaremos a continuación, la digisexualidad.
A finales de 2017 un equipo de investigadores de la Universidad de Manitoba y de la Universidad de Wisconsin-Stout (Estados Unidos) publicó un artículo en la revista Sexual and Relationship Therapy, en el cual exploraban el término ‘digisexualidad’.
El estudio estuvo a cargo de la profesora de la Universidad de Wisconsin-Stout, Markie Twist. El equipo de trabajo definió a la digisexualidad como como el disfrute o placer sexual ayudado de tecnologías sexuales inteligentes, en el cual se incluían aparatos como muñecas eróticas robóticas.
En una entrevista realizada por The New York Times, Twist señaló que a la mayoría de estas personas les gusta la tecnología sexual, es decir, juguetes que pueden controlar con sus dispositivos tecnológicos y que se adhieren a sus órganos sexuales. Además, sostuvo que se trata de quienes no han tenido contacto con la sociedad y que no tienen ningún tipo de interés en el sexo con personas. De acuerdo con la especialista, si estos pudieran pagar un robot sexual, lo harían sin dudarlo.
Por otro lado, en la entrevista se destaca el hecho de que en el mundo actual ya hay juguetes sexuales con respuesta y retroalimentación y que, gracias a la inteligencia artificial, cada vez se desarrollan más robots sexuales para el placer de estas personas. No obstante, la gran pregunta que se hacen todos es si los digisexuales son un grupo marginal, si estan o no destinados a permanecer en una especie de clandestinidad.
Expertos en la materia aseguran que los seres artificiales pueden resultar beneficiosos para aquellas personas que han sufrido, por ejemplo, la pérdida de un ser querido, o para aquellos que han perdido algún miembro del cuerpo y que, por alguna razón, se sienten solos.