Las trabajadoras de las residencias de mayores de Gipuzkoa han decidido retomar las movilizaciones tras aplazar la huelga de 243 días por el COVID-19.
Las empleadas son muy conscientes de que ahora la prioridad debe ser garantizar la salud de los usuarios, algo que ya demostraron cuando decidieron aplazar una huelga. De hecho, aseguran que la crisis sanitaria vivida a causa de la COVID-19 ha dejado dos lecciones claras: en primer lugar, que el trabajo que realizan las mujeres en las residencias es un servicio público esencial; y en segundo lugar, que un modelo que prima el beneficio económico al cuidado de nuestros mayores, llevado al límite, deja un reguero de muertes.
Por ello, añaden que es hora de dar valor al trabajo que se realiza en los sectores del cuidado, «sectores donde muchas vidas dependen de ser cuidadas por profesionales que no cuentan con condiciones dignas de trabajo, y por ende, de vida». “Los aplausos deben convertirse en condiciones laborales dignas y en una calidad asistencial donde se priorice a las personas y no el beneficio económico”. El primer paso para ello, explican, es que la Diputación y la empresas del sector se responsabilicen de la negociación del convenio.