Entre 2008 y 2012, cuando España vivía los peores años de la crisis económica, Juan Carlos I realizaba retiradas en efectivo de la fortuna secreta que mantenía en Suiza, oculta a la Hacienda española, por valor de 100.000 euros al mes.
El dinero retirado era para «gastos personales», como viajes o regalos, según revela El Confidencial, y las retiradas de caja contienen la firma del entonces jefe del Estado.
Los movimientos bancarios constan en la documentación enviada por el fiscal suizo Yves Bertossa a España. Es analizada por un equipo de fiscales del Supremo, donde está aforado el rey emérito, para determinar si cometió delitos fiscales o de blanqueo de capitales a partir de su abdicación, en 2014, porque antes era inmune.