Sendagrup, centro médico líder en Donostia, nos da las claves sobre el clima y los dolores crónicos.
Muchas personas con dolores musculoesqueléticos continuos aseguran notar cuándo va a cambiar el tiempo, y especialmente se encuentran peor con las altas temperaturas del verano, ¿por qué sucede esto? ¿Realmente guardan relación la variabilidad del termómetro con el dolor crónico?
La cultura popular ha establecido que existe una clara relación entre el frío, el calor, o los cambios de temperatura con el dolor de la artrosis de las rodillas, de la fibromialgia, o con otros dolores, si bien no está clara la evidencia científica que así lo determine, destacan en Sendagrup. De hecho, indican que, según una encuesta, el 70% de pacientes con enfermedades como la artritis reumatoide, o la artrosis de rodilla consideran que cuando cambiaba el tiempo aumentaba su dolor».
Hay teorías que dicen que cuando llega un frente meteorológico a una determinada zona unos días antes llegan una serie de partículas que son percibidas por una serie de personas con sensibilidad a las mismas y por eso piensan que va a cambiar el clima. «Quizá esta sensibilidad y estas partículas puedan producir unos mecanismos que modulen su dolor. Pero no está claro».
Lo que sí está claro es que el calor sí afecta al dolor musculoesquelético ya que produce cansancio y apatía, aspectos que pueden afectar a la condición muscular y a las articulaciones.
Por otro lado, apunta que en los momentos de mayor calor se pueden producir episodios de deshidratación y los músculos lo acusan. Además, recuerda que el calor siempre produce alteraciones del sueño, y no se descansa bien, lo que provoca que los moduladores cerebrales también se alteren y hagan que las mismas patologías duelan más. Por ello, insiste en que en las zonas donde más calor hace las personas con dolor crónico deben hidratarse más de lo normal e intentar descansar bien al máximo
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