El calor es el gran protagonista de este verano. Las formas de liviar con el calor son muy diversas. Además, el calor se manifiesta de forma diferente dependiendo si es de costa o de interior. La presencia del mar es una verdadero regulador de la temperatura. Es por ello, que las diferencias de las mismas son más homogéneas cuando proviene de ciudades de costa.
Hay que tener en cuenta, que los efectos del calor también varían en función del tipo de mar. Ya que en nuestra península, las temperaturas del mar mediterráneo son más altas que las del Cantábrico, por ejemplo. En cambio, en ciudades del interior se observa un calor más seco, y con temperaturas más altas. Las diferencias entre la temperatura de invierno y verano son más bruscas en zonas del interior que de costa.
Es importante señalar estas diferencias en la que se manifiesta el calor dependiendo de si es zona de costa o interior, porque la forma de combatirlo es diferente. Incluso sus efectos también lo son, ocasionando en las personas síntomas distintos en función de si el calor es más húmedo o seco. Ya que el dolor muscular, y enfermedades de los huesos, como la artritis, están muy vinculadas al clima.
El calor y la humedad afecta a enfermedades como la artitris
Los expertos en la materia, describen que tanto el calor seco como el húmedo pueden aliviar los dolores intramusculares y de huesos, pero sus efectos son diferentes. El calor húmedo provoca que los dolores disminuyan de forma más inmediata, sin embargo, el calor seco es recomendable con resultados paliativos a largo plazo.
La falta de humectación derivada del calor seco, puede llegar a deshidratar la piel. Por lo que es muy importante, mantenerse hidratados, es por ello, que se recomienda beber grandes cantidades de líquido, sobretodo en climas secos, donde la posibilidad de deshitratación es más atenuada que en los climas húmedos.
En las ciudades de costa, los baños son fuente importante para aliviar el dolor intramuscular y de huesos. Relajando la tensión de los mismos, como consecuencia de los dolores. Hay que señalar, que cuando los dolores provienen de moratones o hematomas, es conveniente el agua fria, mientras que si los dolores son derivados de la artritis u otras enfermedades de los huesos, se recomienda evitar climas húmedos.
Sin embargo, para las personas que padecen enfermedades reumatóides, el calor también es beneficioso. Porque ocasiona vestir con ropas más ligeras, el uso de aires acondicionados, y otras medidas, que reducen la humedad en el cuerpo. Por el contrario, cuando hace frío, es muy importante tener en cuenta el grado de humedad en el aire, ya que el mismo es absorbido por los poros abiertos de las glándulas sudorípadas de las personas, siendo recomendable el uso de barreras de la humedad, como la ropa y la protección de la vivienda.
El calor excesivo condiciona aspectos como la actitud, la salud, incluso los hábitos
Otras de las consecuencias del calor, es que el mismo provoca sudoración y hace que los vasos sanguíneos se dilaten. Esto conlleva a que aumente el flujo sanguíneo y la sudoración. La misma, es una reacción de nuestro cuerpo para mantener la sensación térmica adecuada. Mediante la sudoración, se produce el enfriamiento del cuerpo, a través de la evaporación del calor por la piel. En los casos del calor húmedo, es más dificil combatir las altas temperaturas, así como el efecto del calor. Ya que el cuerpo no puede por sí mismo enfriarse de forma eficiente, sufriendo el calor con mayor intensidad. Es por ello, que es recomendable, en estos casos, el consumo de líquidos para no deshidratarnos.
Así como el viento es un aliado para combatir el calor. Es por ello, que la permanencia de los vientos del atlántico o del cantábrico en la costa, traen efectos muy concretos a la hora de afrontar el calor. Lo que ocasina que la velocidad del viento, suponga un efecto paliativo del calor excesivo, ayudando a combatirlo y reduciendo la sensación de cansacio y pesadez inducida por el mismo.
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