La Ertzaintza precintó ayer el céntrico bar Ederra de Arrasate tras comprobar que el establecimiento continuaba abierto, a pesar de que dos de sus trabajadores habían dado positivo en COVID-19.
La llamada de un vecino alertó a la policía de la situación. Agentes de la Policía Local y la Ertzaintza se personaron en el local y comprobaron que uno de los propietarios se encontraba trabajando a pesar de haber dado positivo en la prueba PCR realizada días atrás. Otro de los gerentes también ha sido denunciado por saltarse el confinamiento.