La Universidad de Deusto ha inaugurado recientemente el curso 2020-2021. Y lo ha hecho, según ha anunciado el rector José María Guibert, con un incremento en el número de matrículas de nuevo ingreso de grado de un 8%. “Son las mejores cifras en quince años y por eso, hoy es un día para agradecer la confianza creciente que buena parte de la sociedad pone en la Universidad de Deusto”.
Transformar las ciudades
El acto de apertura de curso ha comenzado, en el Paraninfo, con la lectura de la memoria académica del curso 2019-20, a cargo de la secretaria general Eider Landaberea (Memoria académica del curso 2019-20), para seguir con la lección inaugural “2030. Personas que transforman el mundo, sus ciudades, territorios y comunidades”, que ha ofrecido el catedrático de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Roberto San Salvador del Valle, experto en los últimos años en el área de estudios urbanos.
Esta clase magistral se ha marcado como objetivo vincular las experiencias vividas a largo de estos meses de pandemia con los compromisos adquiridos previamente (ODS) en relación con los graves problemas que afectan al mundo (cambio climático, economía especulativa, desigualdades, migraciones, xenofobias…) y la agenda existente (Agenda 2030) para recuperar el equilibrio perdido. Todo ello con la finalidad de provocar una profunda transformación en nuestro modo de sentir, pensar, aprender y hacer.
Para ello, el profesor ha analizado el proceso de aceleración del tiempo y globalización del espacio resultante del paradigma científico-tecnológico puesto en marcha a finales del siglo XVIII y que llega hasta el momento presente, con el protagonismo adquirido tanto por el transporte y la movilidad como por la comunicación y la conectividad. Sugiere la imbricación del proceso de aceleración y globalización con la pandemia del Covid-19. Y apunta la oportunidad generada para repensar una desbocada aceleración provocada por la tiranía del tiempo inmediato, para recuperar el tiempo natural, social y personal; y para corregir una globalización del espacio que amenaza el espacio natural, rural y urbano convirtiendo la realidad en ficción.
El profesor San Salvador también ha presentado los resultados de la iniciativa PREST, realizada por la cátedra Deusto Cities Lab en colaboración con once entidades públicas y privadas: el Panel, realizado a 1200 personas responsables de instituciones, empresas y entidades sociales; y la Encuesta, administrada a 1200 ciudadanas y ciudadanos vascos, en la segunda quincena de mayo y primera de junio. De las que concluye la necesidad de no olvidar la experiencia vivida, ni los deseos y compromisos a futuro manifestados por responsables y ciudadanía en su momento.
La lección se ha concluido con una invitación a preguntarse ¿cómo quiero que sea el mundo, sus ciudades, territorios y comunidades, tras la pandemia? Y la invitación a asumir en primera persona, veinte tareas en la búsqueda de un desarrollo humano sostenible medioambiental, económico, social y cultural del mundo, sus ciudades, territorios y comunidades.
Palabras del rector
El rector José María Guibert ha iniciado sus palabras agradeciendo al Gobierno Vasco el apoyo al Sistema Universitario del País Vasco y a nuestra Universidad. Al mismo tiempo ha mostrado su disposición a seguir colaborando con los Departamentos y Servicios, en aquellos proyectos e iniciativas en las que Deusto puede seguir contribuyendo, además de los directamente implicados en Educación y Salud, como son los que tienen que ver con Economía, Empleo, Políticas Sociales, Justicia, Cultura, Acción Exterior o Derechos Humanos, entre otros.
A continuación, ha compartido algunas reflexiones sobre el quehacer universitario durante la pandemia. A su juicio, esta crisis está acelerando procesos, cambios que ya se estaban produciendo, y, en el caso de Deusto, la marcha forzada y repentina a la docencia en remoto en el pasado semestre ha puesto sobre la mesa el papel o el rol que tienen las tecnologías, en concreto las digitales, en los procesos de enseñanza y aprendizaje.
De hecho, esta crisis está provocando una reflexión sobre los procesos de aprendizaje mismos que, en su opinión, es muy positiva porque nos hará enseñar y aprender mejor. Como ocurre en general con las innovaciones, hay admiradores y detractores. Y por ello, el rector cree que hemos de reflexionar, experimentar y medir las bondades de lo digital en la educación. Al respecto, ha recordado hitos de la historia como el nacimiento de la radio o la TV, los ordenadores o Internet, los moocs o tutores de Inteligencia artificial… que anunciaban todos grandes revoluciones. Lo último que estamos oyendo es que “todo va a ser digital o no será” o que “si casi el cien por cien de los estudiantes ha estado en primavera en remoto, pues el futuro es ése”.
Sin embargo, para José María Guibert las grandes mejoras son producto de años de cambios incrementales, no de una gran novedad. Las reformas educativas radicales llevan a errores. Hay que usar la tecnología, pero investigar sobre ella y criticarla. En su opinión, “la solución es investigar en innovación educativa” y cree que la pandemia no va a ser un cambio disruptivo ya que volveremos a los campus, pero sí espera que la enseñanza sea algo mejor tras haber quitado el miedo a la tecnología. “El mundo académico se adaptará a la tecnología, pero sin cambios radicales”.
La tecnología es un medio, no un fin
Y es que el desarrollo humano es lento y largo. A su juicio, los grandes problemas de la educación universitaria no desaparecen con la tecnología puesto que “los grandes logros de la educación superior vendrán de los esfuerzos colaborativos humanos, más que del cambio tecnológico”, defiende. De hecho, opina que “la tecnología es un medio para la educación, no un fin” y que los grandes dilemas sobre la educación siguen abiertos y no se arreglan sin más con más ordenadores, cámaras, micrófonos, aulas espejo, vídeo-conferencias, plataformas digitales, etc.
Todo ello, ha indicado el rector, se vive en Deusto como una continuación de lo que se ha invertido en innovación educativa estos últimos lustros. Entre ellos, ha señalado que: “cuestiones sobre la capacidad de aprender y las habilidades para enseñar son importantes. El tema del acompañamiento al estudiantado y al profesorado mismo, son determinantes. Los procesos de enseñanza-aprendizaje, la secuencia de dinámicas formativas, las técnicas a utilizar en el aula, son claves. La definición de las competencias mismas, qué se aprende, con qué objeto, es algo en que seguir profundizando. El papel de la teoría, de la práctica, de la inmersión en empresas, o el rol de lo emocional, de lo abstracto, del rol del grupo, del trabajo en equipo y del liderazgo, están por estudiar. El papel de los valores, de la ética, de las ideologías, de la asunción de responsabilidades, la conciencia social, el conocimiento del entorno, han de estar presentes”.
De ahí, su firme apuesta por el aprendizaje de los estudiantes: “La crisis no nos ha de distraer y hacer olvidar la prioridad del estudiante como protagonista y como motor de cambio, la escucha activa a los estudiantes, la figura del tutor en todos estos procesos. Los estudiantes son los verdaderos protagonistas y los profesores caminamos a su lado. El foco sigue estando en el aprendizaje de los estudiantes, no en la docencia del profesorado”. Y yendo más allá, el rector defiende la financiación justa de todos estos procesos, el uso eficaz y equitativo de los recursos públicos o privados, el poder emancipador o empoderador de la educación, su impacto en disminuir o acrecentar las diferencias sociales… son también cuestiones en las que la educación tiene también incidencia relevante.
Y estos asuntos, ha dicho José María Guibert, no los resuelve la tecnología por sí misma. Lo cual no quiere decir que no sea importante y relevante y requiera importantes inversiones. Es más, en Deusto se ha creado en la universidad una dirección de transformación tecnológica para que ayude a responder mejor, con la tecnología, a nuestros retos como organización que aprende, que educa e investiga.
De ahí que el rector considera que la enseñanza online no es algo a usar solo por causas de fuerza mayor y ha indicado que “estamos ante una oportunidad histórica para desarrollar el aprendizaje en remoto o síncrono (que aporta cercanía) u online (asíncrono, que permite foros y otros tipos de trabajo). No nos confundamos y creamos que es algo pasajero. Seguir dividiendo las universidades en presenciales u online no tendrá sentido. No se trata de optar. Se trata de hibridar de manera eficiente y creativa”.
Nuevo campus virtual
Durante la pandemia, una de las áreas más afectadas fue la movilidad internacional de estudiantes que, ante la incertidumbre, se decidió cancelar. Sin embargo, no se quería que los estudiantes perdieran la oportunidad de estudiar en ambientes internacionales. De ahí, que se ha decidido lanzar un nuevo Campus Virtual: un espacio digital para que estudiantes de todo el mundo puedan tener una experiencia de movilidad en Deusto que permita vivir la vida en nuestros dos campus y en nuestro día a día universitario.
El Campus Virtual ofrecerá catorce asignaturas nuevas que darán respuesta a los retos que la pandemia nos ha traído: la gestión y dirección de empresas, el análisis y la comunicación de datos, la dirección estratégica, la mirada ética al nuevo mundo que nos viene, la perspectiva de género en el liderazgo, el nuevo marco de relaciones internacionales, etc. Asignaturas transversales, que serán complementadas con actividades culturales y sociales que permita la interacción natural entre personas como si estuvieran en Bilbao o San Sebastián.
A fecha de hoy, ha indicado el rector, este nuevo campus cuenta ya con cien estudiantes de más de veinte nacionalidades, repartidos por todos los continentes del mundo. “Una nueva modalidad, que genera una mayor inclusividad social, que es posible pueda formar parte a futuro en la nueva normalidad universitaria”, ha explicado.
La importancia del área “bio” y el área “salud”
Más novedades: este curso, con la aprobación del grado de Medicina, ha dado comienzo una nueva era en la Universidad, al menos de modo simbólico, ya que estos estudios salen a la luz tras más de veinte años de trabajo en el tema de salud. Algunos ejemplos: Psicología es del ámbito sanitario; el grado en deporte tiene especialidad en salud; en empresariales, Deusto Business Health ha analizado y analiza la eficiencia de los sistemas de salud y hospitales; el grupo eVida, de la Facultad de Ingeniería, ha hecho investigación en varios países sobre Tecnología y Salud; hace quince años ya se tenía un curso de doctorado sobre bioingeniería; la Cátedra de Derecho y Genoma Humano investigó mucho, con personas de toda Europa, sobre problemas éticos y jurídicos unidos al genoma. En la lista de másteres aparece la Gerontología, la Neuropsicología clínica, la gestión sanitaria, la promoción de la salud, el envejecimiento o las enfermedades poco frecuentes. Pronto habrá más relacionados con la salud.
Pero ahora, la Universidad ha dado un salto más con los grados de Fisioterapia y, en especial, Medicina. La motivación por parte de Deusto por la opción por Medicina y Ciencias de la Salud es muy sencilla y a la vez trascendente: la importancia del área “bio” y del área “salud”. Dos áreas diferenciables y relacionadas en la que “bio” hace referencia a lo científico y “salud” a lo social. “Para Deusto, profundizar en el área social “salud” y en el área científica “bio” significa mejorar en la calidad y servicio que hacemos a la sociedad como universidad. Y este es nuestro fin”, ha manifestado el rector Guibert.
En este sentido, la universidad trabaja con otras entidades, como son CIC BioGUNE y CIC BiomaGUNE, o los hospitales con quienes tiene convenio, entre ellos el hospital universitario IMQ, o los de las redes Quirón o de San Juan de Dios, por mencionar sólo a unos pocos. Además, el grado de Medicina trae a la persona enferma a la Universidad de Deusto lo que abre un camino que se hará entre muchos y pide mucho compromiso e implicación. Igualmente, incorporar estos estudios en una universidad es también preocuparse por un enfoque interdisciplinar que hace que unas disciplinas y otras se estudien con más amplitud y profundidad. “En una sociedad ‘superdiversa’ estar abiertos a lo multidisciplinar es uno de los retos de la Universidad. Porque redefinir el bienestar humano es algo que compete a todas las ciencias”, ha concretado José María Guibert.
Fomentar la dignidad del trabajo
El rector ha finalizado su discurso recordando al filósofo Michael Sandel, profesor de Harvard, y su preocupación por el aumento de la desigualdad, asociada a la globalización, y la crisis que eso genera en nuestras sociedades. Desigualdades que se han puesto sobre la mesa durante la crisis de la pandemia y que traen consigo, no son solo problemas de pérdidas de empleo y de estancamiento salarial, sino también culturales. Otra de las preocupaciones de este académico es la meritocracia que, aunque, en principio, es mejor que el amiguismo, o el lograr puestos y ventajas sin mérito ni esfuerzo personal, tampoco es la solución, si se comienza de una situación de partida desigual. En este caso, la meritocracia genera más desigualdad aún.
El rector José María Guibert se ha apoyado en esta cuestión para reflexionar sobre el papel de las Universidades, unas instituciones que atienden a los más capaces y trabajadores; y donde los títulos universitarios dan opción a tener más oportunidades y éxito. Considera que esta realidad nos debe hacer reflexionar y llevarnos a plantearnos la educación universitaria no como una plataforma para que los más capaces o privilegiados sean cada vez más ganadores, sino que hemos de pensar qué aporta cada grado o profesión al bien común, qué obligaciones tenemos unos ciudadanos con otros, además de las legales. Porque “una universidad tiene que fomentar la pluralidad, el “auzolana” y la cohesión social, no el elitismo”, ha defendido.
Al respecto, ha concluido que hemos de profundizar en el sentido del trabajo mismo y fomentar que la dignidad del trabajo la da la profesión misma, no el salario. “Desde Aristóteles hasta la doctrina social católica reciente se defiende que somos más humanos cuando contribuimos al bien común. La dignidad del trabajo está en que nos hace necesarios para responder a las necesidades de las personas con quienes convivimos”.
La ceremonia ha finalizado con la intervención del Lehendakari del Gobierno Vasco, Iñigo Urkullu.