La crisis que ha desencadenado la pandemia ha hecho que muchos de los gastos del Estado vayan dirigidos a pensiones, paro y ERTES. La Seguridad Social desembolsó en 2020 algo más de 138.000 millones para pagar pensiones, mientras que el Ministerio de Trabajo destinó 36.396 millones más de lo habitual al abono de las prestaciones por desempleo y los ERTE.
Se prevé que estos gastos seguirán creciendo durante los próximos años ya que el desempleo amenaza con seguir repuntando. Sin embargo, el gasto correspondiente a los expedientes de regulación temporal se moderará.