El Banco de España publicó ayer un análisis sobre el impacto negativo que tuvo en términos de empleo la subida del 22,3% del salario mínimo interprofesional en 2019, según el cual provocó la pérdida de entre 90.000 y 170.000 puestos de trabajo.
Los microdatos de la Muestra Continua de Vidas Laborales indican que a lo largo del año 2019 se produjo una reducción importante del número de empleos en el tramo de renta próximo al nuevo SMI si se compara con el resto de tramos salariales. A partir de estos microdatos y diferentes metodologías, el Banco de España cuantifica la pérdida de empleo por esa subida del SMI de entre el 6 y el 11% en el grupo de trabajadores afectados por el nuevo salario mínimo. Si se tiene en cuenta el número de asalariados a diciembre de 2018, esto implicaría la pérdida de entre 90.000 y 170.000 empleos a lo largo del año. Este dato incluye tanto empleos destruidos como puestos de trabajo no creados.
“El incremento del 22% del SMI habría supuesto entre 0,6 y 1,1 puntos porcentuales de menor empleo”, escriben los autores del estudio. Sin embargo, como la economía española siguió creciendo en 2019, el número total de trabajadores mantuvo su aumento. Los datos agregados escondieron la realidad del grupo de población que se encuentra en los tramos salariales inferiores. El número de empleos iguales o inferiores al nuevo SMI se redujo bruscamente en unos 200.000 puestos de trabajo tras la subida del salario mínimo. Esta cifra no se recuperó a lo largo del año, ni siquiera a pesar de la recuperación económica. Sin embargo, todos estos empleos no se destruyeron, ya que una parte pasaron al tramo de renta superior, de entre 1.051 euros hasta 1.250 euros al mes en 12 pagas, lo que indica que la subida del SMI provocó un efecto desplazamiento hacia cotas algo superiores. Pero este salto hacia la franja superior de salarios no compensó todo el empleo perdido en la franja del SMI, ya que el aumento fue de unos 100.000 contratos.