La relación entre el descanso y el dolor lumbar crónico está demostrada y Sendagrup, centro médico localizado en Donostia, va a responder a las preguntas que nos realizamos al respecto para mejorar nuestro estado de salud.
¿Cuánto tiempo debo dormir?
Por una parte, los estudios señalan que los niveles de dolor aumentan claramente en aquellas personas que duermen menos de 6 horas. De hecho, dormir durante tres horas o menos se asocia con un aumento del 81% en la frecuencia del dolor.
Por otra parte, en aquellas en las que el descanso aumenta por encima de las 9 horas ocurre lo mismo. Además, se ha visto que dormir durante más de 11 horas se asocia con aumentos de hasta el 137% en la frecuencia del dolor. En definitiva, las personas que duermen menos de 6 horas o más de 9 horas o más tuvieron dolor más intenso y con más frecuencia al día siguiente. Esta relación en forma de “U” entre la duración del sueño y el dolor muculoesquelético nos muestra que el tiempo adecuado para optimizar el descanso se encuentra entre las 6 y las 9 horas de sueño. Afortunadamente, la mayoría de personas (aproximadamente un 78%) duermen esta cantidad de tiempo.
La importancia de la calidad del sueño
Aunque la duración del sueño es un factor importante que inuye en el dolor de espalda, la calidad del mismo también lo es. Uno de los factores que pueden analizarse fácilmente respecto a la calidad del sueño es la continuidad del mismo. Por ejemplo, un sueño intermitente, un sueño “ligero” o con vigilias largas pueden indicar una mala calidad del descanso que también se han asociado con aumentos en la severidad del dolor de espalda.
Además la calidad del sueño y su duración inuyen una sobre la otra. Por ejemplo, una duración del sueño más prolongada de lo habitual puede indicar una mala continuidad del mismo.
¿Cómo afecta el descanso sobre el dolor?
Parecen existir múltiples mecanismos siológicos que tratan de explicar la relación entre el descanso y el dolor lumbar. Sin embargo uno de los más analizados han sido los procesos inamatorios.
En aquellas personas que duermen menos de 5h se han encontrado aumentos de ciertas citosinas proinamatorias. No obstante, también se ha observado lo mismo en aquellas en que su sueño superaba las 9h. En resumen, los datos sugieren que los extremos en la duración del sueño son capaces de aumentar el riesgo proinamatorio inuyendo de esta forma sobre el dolor.
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