Una repartidora de comida de San Petersburgo, en Rusia, ha sorprendido a miles de personas con su ingenioso método para entregar los pedidos cuando los inquilinos no abren la puerta ni responden al timbre.
Tras unos minutos esperando a que le abrieran la puerta, decide pasar a la acción doblando uno de los barrotes de la puerta cerrada y colándose por ese pequeño espacio. Una vez consigue entrar, la mujer abre la puerta desde dentro y pasa con el pedido.