Bruselas sostiene que los insectos son una fuente alternativa de proteínas que puede apoyar la transición hacia un sistema alimentario más sostenible
Tras la evaluación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés), los Estados miembros aprobaron, a propuesta de la Comisión, la comercialización del gusano amarillo, que son las larvas del denominado escarabajo de la harina. La EFSA determinó que, a la luz de las pruebas científicas disponibles, el nuevo alimento no supone un riesgo de seguridad para la salud humana.
El insecto, consumido diariamente por millones de personas en todo el mundo, puede comerse entero como aperitivo o como ingrediente de diversos alimentos, por ejemplo, en productos proteicos, galletas o pastas. Así, los países comunitarios dieron luz verde a la Comisión para permitir a una empresa alimentaria que había solicitado una autorización, comercializar el producto en el mercado de la UE, que actualmente ocupa un nicho muy pequeño.
Por el momento, hay otras once solicitudes para poder vender insectos para su consumo que están sujetas a una evaluación de seguridad por parte de la EFSA.