El informe anual sobre la fiscalidad de los salarios elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apunta a España como el gran país del euro donde más bajaron los salarios reales en 2022.
Los trabajadores españoles sufrieron una pérdida de poder adquisitivo del 5,3%, diez veces mayor a la de Francia y más del doble que la de Italia. A pesar de que el sueldo medio se incrementó en casi 800 euros en 2022, alcanzando los 28.360 euros brutos anuales, la inflación disparada al 8,6% provocó un empobrecimiento notable.
Desde la OCDE explican que la alta inflación y la caída de los salarios reales causa una «fricción fiscal», es decir, que cuando los salarios están cayendo en términos reales, el trabajador se puede enfrentar a una mayor carga fiscal sobre sus ingreso real más bajo «lo que significa que podría estar en desventaja por la inflación».