“Igelak” ha llegado a los cines el 2 de diciembre. El tercer trabajo de Patxo Tellería que sigue colocando al cine vasco y al cine en euskera en el lugar que él, junto con muchos agentes de una trup de élite en Euskadi, se han ido ganando a base de muchos pulsos y mucho esfuerzo en los últimos años.
Tellería, tras sus dos trabajos junto al desparecido Aitor Mazo, es en solitario el encargado de la dirección y el guión de esta cinta.
“Igelak” fue presentada en septiembre en Zinemaldía y sorprendió, no es para menos, quizá por eso hubo para todos los gustos. Ante una propuesta tan atrevida, tan fuera de cánones, entre la mayoría de críticas ensalzando la cinta, hubo voces que la tacharon de extraña. Pero el público de a pié es otra cosa bien distinta a los críticos, el público va al cine a ver películas que le gusten.
Hablamos con Patxo Tellería unas semanas después de su estreno en las salas de cine.
¿Cómo ha acogido el público de la calle Igelak?, ¿Cómo está respondiendo esta singular propuesta en taquilla?
Como muy bien has dicho tú, hemos recibido todo tipo de opiniones. Contábamos con ello, teniendo en cuenta que la propuesta era arriesgada por varios motivos: uso de comedia y drama para contar un conflicto real; estética especial; ruptura del realismo clásico; uso de la música como elemento narrativo…
Pero curiosamente, el público “normal”, esto es, el desprejuiciado, el que valora lo que ve de manera más sencilla (me gusta, no me gusta, me llega no me llega) en general ha apreciado más la película que el público “especializado”.
La sinopsis del nuevo trabajo de Tellería, en principio es fácil de hacer. Pello, un banquero corrupto es descubierto y para no ser juzgado, se hace pasar por muerto destruyendo sus documentos de identidad y se convierte en fugitivo. Intentando esconderse va a dar a un edificio donde vive un grupo de personas que han sido desahuciadas y que mantienen una lucha no muy fructífera por sobrevivir. Pello intenta ganarse su confianza y arrastrado los instintos morales que siempre ha conocido, estafarlos para poderse pagar otra identidad con la que huir al extranjero.
Pero eso, solo parece fácil de hacer, el guión tiene mucha más miga, muchas más historias, muchas identidades que se esconden en una especie de marco cuasiapocalíptico, cargado de connotaciones fabuladas y recursos artísticos muy llamativos.
El guión de la película que también está a tu cargo está basado en la fábula de Esopo del escorpión y la rana como tú mismo has explicado, pero ¿podríamos decir que Igelak es una fábula dentro de otra fábula?
Es la fábula contada con personas en vez de con animales. La diferencia no es meramente formal. Los animales (los de la fábula también) están determinados a actuar de una manera u otra por naturaleza. En nuestro caso, existiendo la capacidad (nunca absoluta, desde luego) de elegir, de optar, el comportamiento resulta mucho más impredecible. De ahí el concepto de responsabilidad: somos responsables porque podemos (insisto, en cierta medida, no todos con el mismo grado de libertad) elegir.
En la película, el tratamiento estético y el matizado distanciamiento de la realidad inciden en ese concepto de fábula.
A pesar de su presentación fabulada, Igelak habla de personas, habla de una situación actual – la crisis económica-, ¿qué tiene de real y qué tiene de ficción?
En rigor Igelak no habla de la SITUACIÓN ACTUAL, habla de unas pocas personas que viven en la situación actual. No es por tanto una película que indague en lo social o sociológico, sino en comportamientos individuales. No habla de política o economía. En todo caso, habla de ética.
Se la ha catalogado como “comedia social”, “como comedia musical”, se ha dicho que recuerda a las cintas made in Bollywood, que es una crítica social parodiada. ¿Tu si cómo la defines?
Que se haya catalogado de maneras tan diversas es una consecuencia de su difícil estandarización. Hay gente que considera esto como un defecto, hay gente que aprecia la ruptura de estándares. Por cierto, también he llegado a leer en alguna crítica que era una película absolutamente estándar, lo cual es ya el colmo de la “biodiversidad”.
Yo mismo no sé qué etiqueta ponerle, y no sé si es necesario, pero de ponerle alguna, sería la de comedia social.
El vestuario, el montaje, la música, la puesta en escena, los músicos, Ainhoa Arteta, los actores, Gorka Ochoa. Te has rodeado de lo mejor. ¿Es eso por sí mismo garantía de éxito?
Francamente, si la película no llega a gustar, nunca podré poner la excusa de que no conté con los medios y las personas adecuadas. Obviamente, sé en qué industria me muevo, y antes de empezar a escribir ya me impuse a mí mismo ciertos límites para no hacer un guión imposible de financiar. Pero una vez planteada la historia, he contado con los medios que necesitaba.
Está claro que de haber contado con más tiempo habríamos podido solventar los clásicos problemas que surgen en el día a día del rodaje, pero sinceramente, he contado con la gente y los medios que necesitaba y quería.
Tú te has definido en varias ocasiones como escritor, como contador de historias por encima de tus facetas de actor o director. ¿Es Igelak, en su novedosa forma de presentar una historia, la confirmación de eso, de que contar historias indagando en nuevas formas de hacerlo, es verdaderamente tu vocación?
Siempre lo ha sido y siempre lo será.
Sin embargo en este proyecto creo que he dado un pequeño paso en mi crecimiento como realizador, en el sentido de que la apuesta por lo visual, por la forma ha sido más arriesgada, Hasta ahora me centraba mucho más en el relato, más en el fondo que en la forma. Y la forma estética (luz, encuadre, color…) y la estructural (movimiento de cámara, ritmo visual) son una parte fundamental en este oficio.
¿Qué nos espera entonces de Patxo Tellería para un futuro próximo, que historias nuevas y de qué manera nos vas a contar?
Como supongo que sabes, los creadores somos reacios a hablar de proyectos mientras no acaban concretándose en algo definitivo.
Por eso me vas a perdonar que no me explaye en esta pregunta. Evidentemente tengo dos o tres ideas que bullen en mi cabeza. Estoy dejando que el tiempo sea el que me indique cuál de ellas es la más sólida, la que más me motiva, la que pueda justificar dedicar dos o tres años de mi vida a ponerla en pie.
Pues tendremos que esperar a que Patxo Tellería nos presente sus nuevos proyectos. De momento le agrademos no solo el rato que ha dedicado a charlar con nosotros, sino su apuesta por un cine valiente y de calidad, que además sabe llegar a quien paga para ir al cine. Y lo hemos comprobado, en las salas el público se sorprende con la cinta, se divierte, la entiende y la disfruta.
“Igelak” es, en nuestra opinión, una ruptura de tabús cinematográficos que huye de excentricidades pretenciosas para seguir siendo, sin renunciar a propuestas muy nuevas, una película accesible y amable con el público en su calidad, en su forma de contar lo que cuenta y en sorprender con nuevas formas que no habíamos visto antes.
Detrás de “Igelak” se ve mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho estudio, mucha preparación y muchas horas de dedicación, ingredientes imprescindibles para convertir el ingenio en talento, y desde luego de TALENTO, “IGELAK”, está sobrada.