Investigadores del Laboratorio de Medio Ambiente de la Universidad de Southampton han desarrollado un nuevo algoritmo para analizar los 40 modelos climáticos considerados en el último informe del Panel Intergubernamental Sobre el Cambio Climático.
Este grupo de investigación tuvo como principal objetivo evaluar el tan conocido riesgo de cambio climático y las conclusiones de su estudio han apuntado a la posibilidad de un rápido enfriamiento del Atlántico Norte durante este siglo a casi el 50%.
Los modelos climáticos actuales prevén una desaceleración de la circulación meridional de retorno (MOC) –el fenómeno detrás de la conocida corriente del Golfo–, que lleva calor de Florida a las costas europeas, que podría conducir a una perturbación dramática y sin precedentes del sistema climático.
En 2013, basándose en 40 proyecciones de cambio climático, el IPCC juzgó que esta desaceleración ocurriría gradualmente durante un largo período de tiempo. Las conclusiones del grupo sugerían que es poco probable que se enfríe rápidamente el Atlántico Norte durante este siglo.
Los oceanógrafos del equipo de proyecto EMBRACE de la UE reexaminaron las 40 proyecciones centrándose en un punto crítico en el noroeste del Atlántico norte: el Mar del Labrador.
El mar de Labrador es anfitrión a un sistema de la convección que alimenta en última instancia el MOC en mitad del océano. Las temperaturas de sus aguas superficiales se desploman en el invierno, aumentando su densidad y haciendo que se hundan. Esto desplaza las aguas profundas, que traen su calor con ellas mientras que suben a la superficie, previniendo la formación de capas de hielo, informa en un comunicado el CNRS.
Para investigar este fenómeno, los investigadores desarrollaron un algoritmo capaz de detectar rápidas variaciones de la temperatura de la superficie del mar. El examen reveló que 7 de los 40 modelos climáticos que estaban estudiando predijeron un cierre total de la convección, lo que lleva a un abrupto enfriamiento del Mar del Labrador: 2-3 ° C en menos de 10 años.
Los investigadores estudiaron el parámetro crítico que activa la convección de invierno: la estratificación del océano. De hecho, 11 de los 40 modelos incorporaron variación vertical en la densidad de las masas de agua oceánicas.
Y de estos 11 modelos, que además podemos considerar como los más confiables, 5 (es decir, el 45% de los modelos) predijeron una rápida caída en las temperaturas del Atlántico Norte.
Si estas predicciones se confirman y las aguas del Atlántico Norte se enfrían rápidamente en los próximos años, las políticas de adaptación al cambio climático para las regiones que bordean el Atlántico Norte tendrán que dar cuenta de este fenómeno.