L.S., acusado de asestar una puñada mortal a su hijo de 13 años en una vivienda del barrio del Antiguo el 1 de diciembre de 2011, declaraba ayer martes en la segunda jornada del juicio que se está celebrando en la Audiencia de Gipuzkoa.
Ante el jurado popular y a las preguntas del fiscal, el acusado ha explicado que el 1 de diciembre quedó con su hijo Julen, antes de que éste fuera al colegio, sobre las siete de la mañana, para ir recogiendo enseres personales en la que había sido su vivienda en la calle Logroño y que iban a abandonar al haber concluído el contrato de alquiler.
Según ha declarado, su hijo fue al dormitorio mientras él permanecía en el salón, y entonces escuchó un ruido que le alertó. Acudió, según asegura, a comprobar qué había pasado y se encontró a su hijo «caído en el suelo, entre el armario empotrado y la cama, en el hueco pequeño que podría haber».
El acusado, al igual que manifestara su abogado en el primer día del juicio, asegura estar destrozado por la pérdida de Julen y mantiene que él no apuñaló a su hijo.
Los hechos enjuiciados se remontan a noviembre de 2011, cuando la madre del menor pidió el divorcio al procesado. El 1 de diciembre, el hombre apuñaló presuntamente a su hijo. El padre permaneció en paradero desconocido hasta el 7 de diciembre.
La Fiscalía solicita para el acusado pide para el acusado una pena de18 años de cárcel. La acusación particular, que ejerce su exmujer y madre del menor fallecido, eleva pide 20 años de condena. La defensa, por su parte, solicita la libre absolución de su cliente.
Está previsto que en la vista que durará tres semanas, preste declaración como perito, el antropólogo forense Paco Etxeberria. Su deleración irá encaminada a descartar la posibilidad de que el menor se suicidara.