Los guardas forestales acudieron al rescate de dos jabalís que se habían quedado atrapados en una balsa, en el parque tecnológico de Araba.
La protección de plástico de la balsa impedía que los animales pudieran salir solos y sus intentos para salir de esa trampa los hacían resbalar una y otra vez.
Los guardas intentaron colocar plataformas de madera para que los jabalíes encontraran apoyo y pudiera salir por su propio pie, pero resultó inútil y las bestias se ponían cada vez más nerviosas.
Decidieron anudarles cuerdas y tirar de ellas, y fue así como consiguieron liberarlos. El primero de los jabalís, ambos hembras, salió de la balsa sin problemas y una vez desatado corrió hacia el monte.
Pero su compañera, una vez en tierra firme, se mostraba desorientada e inquieta y se revolvió contra sus rescatadores y los persiguió con intenciones no muy pacíficas.
Los reflejos de los operarios les sirvieron para esquivar los embistes del animal. Uno de los guardas se libró por muy poco y consiguió meterse en su vehículo y tocar el claxon que asustó al animal y lo hizo huir.
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